Daniel lleva años para recuperar su piso okupado en un edificio de Esquivias, una población de unos 5.500 habitantes en la comarca toledana de La Sagra. «Ha estado siempre ocupado ilegalmente y no me han pagado casi nunca. Al principio, me pagaron algunos meses, pero llevo cuatro años sin cobrar un duro», explicaba este jubilado a ABC al pie del bloque de viviendas. El asunto lo tiene en la vía judicial desde entonces. Cansado de esperar, ha recurrido a una empresa de desokupación, a la que pagará 4.000 euros para que logre recuperar su vivienda, en la primera planta. «Es una buena inversión después de esperar tantos años», decía Daniel resignado. APD Security Iberia intenta desde esta mañana negociar con los okupas de este edificio, entre los que hay familias con niños. Tienen ocupadas ilegalmente trece viviendas, además de la mayoría de las plazas del garaje. Sobre las ocho y media, el personal de esta empresa de desokupación fue recibido con insultos y algunos de los moradores se desplazaron a un cuartel de la Guardia Civil cercano para denunciarlos. «Nos amenazaban con que nos iban a echar a palazos y llamaron a la Guardia Civil, a la que ya habíamos avisado de que estábamos aquí» , señalaba Antonio Plana, de APD Security Iberia. En este inmueble, situado en el número 4 de la calle Monte, no todos residen al margen de la ley. Abdelhak vive legalmente en el inmueble con su familia desde 2014. Este marroquí es la excepción junto con otro vecino, y relata problemas con el cuadro de la luz del edificio, ahora sin suministro por una avería con riesgo de incendio. «Hay un enganche ilegal y peligroso» , afirmaba uno de los dos operarios de una empresa que habían ido a verificarlo tras el aviso de la Guardia Civil. «Los vecinos tienen que encargarse de llamar a un profesional para arreglarlo», explicaba. No es la primera vez que Abdelhak tendrá que pagar una derrama así. «También me afecta cuando vienen a cortar la luz a los okupas, porque mi casa se queda sin suministro», se quejaba, entre otros problemas. Además, debe aparcar su coche en el espacio libre que haya en el garaje, porque a menudo en su plaza hay otro vehículo, se presupone que de un okupa. «Aparte de que no sabes quién entra o quién sale del edificio, porque hay mucho movimiento» , lamentaba Abdelhak.