La más reciente crisis del chavismo debe hacernos pensar desde ahora en la nueva inmigración venezolana. Las cifras van a aumentar mucho. Solo de Maracaibo, epicentro petrolero y segunda ciudad del país, ha partido un cuarto de millón de personas. No todos vienen hacia aquí, pero son un indicio de lo que está pasando con la presión migratoria.
El millón o más ya instalado en el Perú solo comprende un número ínfimo de avezados criminales, pero los suficientes como para desacreditar a muchos. La llegada de los venezolanos no ha sido la catástrofe económica o social que algunos vaticinaban. Incluso esa mano de obra nueva, trabajadores o profesionales, ha traído ventajas para este país.
¿Pero dónde termina el éxodo? Por su conducta, Nicolás Maduro da toda la impresión de tener un nulo interés por atajar la sangría de conciudadanos. Hay dictaduras que no dejan salir a nadie, y otras que quisieran ver partir a toda la población, si fuera posible. El desafío para los países de destino puede ser beneficioso, pero también abrumador.
Que circule por el país tanta gente desarraigada, con limitados derechos, un sentimiento de precariedad y, por tanto, una limitada sensación de pertenencia, no es bueno para ellos, y tampoco para los propios peruanos. El chavismo rapaz ni siquiera ha podido darles las pocas oportunidades o la magra pitanza que les viene concediendo el Perú.
Como viene quedando demostrado, es Maduro quien realmente se empobrece con la emigración. Como es evidente que ese país se seguirá empobreciendo, es previsible que intente instalar un nuevo tipo de dictadura. Va camino de una tiranía sin afeites, como la que vive con mucho orgullo la eterna cúpula cubana, y ahora último la sombría pareja nicaragüense.
Para nosotros, una conclusión evidente es que no podemos considerar la inmigración venezolana como un flujo que ya se ha interrumpido, o que las presencias son algo transitorio. Se trata de algo que el Perú necesita ir conociendo mejor, aprovechando mejor y sirviendo mejor. Sin duda, el proceso de asimilación ya ha comenzado, y cuando cuaje, las dos partes se fortalecerán.
Puede pensarse que estamos ante el más reciente de nuestros muchos mestizajes, todos los cuales han contribuido a ir formando la nacionalidad. Pensemos en todo lo que Venezuela ha ido perdiendo en estos años, gracias a Chávez, gracias a Maduro.