No es competitivo. Sólo se encarga de poner luces y sombras para emocionar a los espectadores en teatros, circos y otros garitos. No es actor. Ni cantante de zarzuela. Ni circense. Aunque lo intentó. Es un reconocido iluminador nacido en la calle Taquígrafo Martí, en Alicante, capaz de hacer brillar las mejores escenas y de oscurecer las tristezas una vez alzado el telón. Ha ganado muchos premios. Una persona inquieta, insegura y tímida, dice, “cosas que me llevan a transmitir la belleza y el alma en cada una de mis creaciones, lo que no soy capaz de expresar con palabras”. Es nuestro mejor artista de luces y de claroscuros. Empezó descargando camiones entre aceras y salas de teatro. Pero se ha convertido en uno de los hombres que mejor dominan los focos y parece que más cosas. Pasen y lean.