Alguien debió de ser el primero en decirlo. Tal vez fue hace siglos, vaya usted a saber, y desde ese momento todos lo han repetido. Me refiero a un pensamiento que, como las mejores mentiras, tiene apariencia de verdad. Suele ser expresado aproximadamente así: « Yo, a mi público, le hago olvidar las penas durante un rato ». Creo que todo los actores del mundo lo han dicho en algún momento de sus vidas, y también los cómicos y cualquiera que aparezca en un escenario. «Vengan a verme» , suplican, «les garantizo que olvidarán sus problemas durante una hora y media». ¿Se dan cuenta ustedes del tamaño enorme de esa presunción? ¡Creen que tienen el poder de hacer olvidar problemas!...
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