En el jardín de su enorme casa en los bosques de Georgia, en el sureste de Estados Unidos, Patricia "Pat" Poss solo desea una cosa: libertad.
"Libertad para no tener que pagar impuestos hasta la muerte y utilizar el dinero para tu familia y para vivir", explica a la AFP esta agente inmobiliaria jubilada.
Poss, de 64 años, vive en el condado de Rabun, en Georgia, enclavado entre los montes Apalaches, en el extremo noreste del estado.
Entre los residentes del condado que hablaron con la AFP, la economía surgió como una de las principales prioridades políticas de estas elecciones, junto con el aborto, la inmigración y la fiabilidad del proceso de votación.
Georgia es uno de los "estados indecisos" en las elecciones presidenciales del 5 de noviembre, ya que puede decidirse a favor de los demócratas o de los republicanos.
"Creo que hizo muchas cosas buenas", dice Poss, refiriéndose al expresidente estadounidense Donald Trump.
"Como somos cristianos y conservadores, la mayoría de las veces votamos a los republicanos", añade. "Así que votaremos por Trump".
El condado de Rabun se sitúa en el corazón del llamado "cinturón bíblico", una región del sur de Estados Unidos con alta concentración de habitantes cristianos y conservadores.
Uno de los grandes asuntos que se atribuyen a Trump es el fin del derecho federal al aborto, posible porque nombró a tres jueces conservadores para la Corte Suprema mientras era presidente.
"Como cristiano, obviamente, ya sabes, creo que el aborto es malo", dice William Griffin, un pastor bautista.
Griffin trabaja en una iglesia de Clayton, la ciudad más grande del condado de Rabun, con una población de unos 2.000 habitantes.
Este padre de dos hijos no es ni mucho menos el único que tiene esta opinión en la zona, donde el cristianismo evangélico ocupa un lugar central en la vida cotidiana.
"Cada vida es un regalo de Dios para nosotros", dice Griffin. "Deshacerse de esa vida es asesinato, y Dios tiene muy claro que el asesinato es malo".
Georgia ocupa un lugar singular en la historia electoral de Trump.
Tras perder el estado frente a Joe Biden en 2020 -una derrota que nunca ha aceptado públicamente-, se le acusa de intentar revertir los resultados.
En Georgia tiene un juicio pendiente sobre su presunta injerencia electoral, aunque no se espera que se celebre antes de las presidenciales de noviembre.
"Ya sabes, fue una estratagema política", opina Poss, repitiendo la afirmación del multimillonario de que es víctima de una "caza de brujas" organizada por los demócratas y el Departamento de Justicia.
¿Qué decir de la condena penal de Donald Trump en mayo?
"El momento elegido es político", dice Elizabeth Adams, una parroquiana de 48 años. "Estamos intentando averiguar qué es real y qué es humo político".
El temor a ser manipulados se extiende al propio proceso de votación, y los residentes del condado de Rabun aseguran que vigilarán de cerca las elecciones para garantizar que sean libres y justas.
Otro tema político en boca de todos en el condado de Rabun es la inmigración.
"Nuestra frontera sur también me preocupa", asegura Poss. La cuestión "no es tanto no dejar que la gente cruce, sino investigar a esas personas para saber por qué vienen", añade.
Sonia Rendón, mexicana naturalizada estadounidense, cree por el contrario que hay que fomentar la inmigración.
"Me encantan los mexicanos y creo que Biden intenta ayudarles lo mejor que puede", declara.
Rendón, que dirige una agencia de limpieza, votó a los republicanos durante unos 30 años, pero se ha pasado a los demócratas en las últimas elecciones.
En la región de los Apalaches, donde domina el Partido Republicano, "mantengo la boca cerrada y sonrío", dice.