En la ciudad de Lima nació una figura que dejaría una huella imborrable en la historia y la fe de América: Santa Rosa de Lima. Conocida en su vida secular como Isabel Flores de Oliva, esta santa católica terciaria dominica se convirtió en la primera persona nacida en América en ser canonizada por la Iglesia Católica. Su vida estuvo marcada por la devoción, la caridad y los milagros.
Desde muy joven, Isabel mostró una intensa apego espiritual. A los veinte años, tomó el hábito de terciaria dominica y consagró su vida a la atención de los enfermos y niños, así como a prácticas ascéticas.
La celebración de Santa Rosa de Lima el 30 de agosto tiene sus raíces en la historia y la tradición. Aunque Santa Rosa de Lima falleció el 24 de agosto de 1617, su festividad se estableció el 30 de agosto debido a la disponibilidad en el calendario litúrgico de la Iglesia Católica en ese momento. Cuando el papa Clemente X la canonizó en 1671, se decidió celebrar su fiesta el 30 de agosto porque el 24 de agosto ya estaba ocupado por la fiesta de San Bartolomé Apóstol. Esta fecha se mantuvo en el calendario general romano hasta 1969, cuando el Concilio Vaticano II reordenó el calendario litúrgico y trasladó la celebración al 23 de agosto, día anterior a su fallecimiento.
Sin embargo, en el Perú y otros países hispanoamericanos, la tradición de celebrar su festividad el 30 de agosto se ha conservado, convirtiéndose en un feriado nacional en nuestro país. Esta fecha se ha mantenido debido a la fuerte devoción y la importancia cultural que tiene Santa Rosa de Lima en estos países.
Isabel Flores de Oliva nació el 20 de abril de 1586 en la ciudad de Lima, capital del Virreinato del Perú. Era hija de Gaspar Flores, un arcabucero de la guardia virreinal, y de María de Oliva, una limeña que dio a luz a trece hijos. Su devoción y los milagros atribuidos la convirtieron en una figura venerada en vida.
En 1615, durante un intento de ataque de buques corsarios neerlandeses a Lima, Isabel reunió a las mujeres de la ciudad para orar por su salvación. La retirada de los enemigos se atribuyó a su intercesión. Isabel falleció el 24 de agosto de 1617. Su proceso de canonización comenzó inmediatamente y fue beatificada por el papa Clemente IX en 1668, y canonizada por Clemente X en 1671. Fue proclamada patrona de Lima, Perú, América, Filipinas y las Indias Orientales.
