Recordaba Ancelotti que al Real Madrid campeón de todo el año pasado le costó bastante encontrar el punto en los primeros partidos. Y avisaba también de que este curso podía pasar lo mismo. No se equivocaba el entrenador italiano, que se desesperó con sus jugadores en la primera parte y que vio cómo reaccionaban en la segunda ante Las Palmas, aunque se quedaron cortos para culminar la remontada. Lo tuvieron los blancos en la segunda mitad, cuando sí pudieron volcar el campo hacia la portería de Cillessen y metieron atrás a los amarillos, que acumulaban efectivos en su área tratando de tapar todos los espacios. Fue ahí, con el paso de los minutos, cuando el Madrid pudo empujar de verdad, pero no fue suficiente para evitar el segundo empate en tres jornadas de Liga.
Cómo lo vería Ancelotti, acostumbrado a esperar más allá del minuto 60 para hacer los cambios, que metió dos modificaciones al descanso. Es el mejor resumen de lo que estaba sufriendo el Real Madrid en la primera parte. Llegaron los blancos al estadio de Gran Canaria algo destemplados y cuando se quisieron dar cuenta ya estaban por detrás en el marcador. Pedía Carletto equilibrio y seguridad defensiva, que depende de todo el colectivo, y nada más empezar, el Madrid se desequilibró. Tocó con mucha facilidad Las Palmas entre líneas y el balón le llegó a Moleiro, que definió muy bien cruzando ante Courtois. Antes de eso, los centrales y el mediocentro del Real Madrid habían mostrado una clara falta de intensidad, llegando tarde a todos los instantes de esa jugada. Militao dejó mucho espacio a su espalda, Tchouameni no había apretado al pasador y Rüdiger no pudo llegar a ningún lado. Y Courtois no encontró tampoco esa parada salvadora sobre la que el Madrid construye muchas victorias. No está fino el vigente campeón en el arranque de su defensa del título y lo demostró en su viaje a las islas. Le falta precisión en todas las líneas del campo, como si no estuviera del todo afinado. Cambió cuatro piezas Ancelotti respecto al último encuentro, pero no se refrescó el equipo. Entraron Modric y Brahim, y resultó que no fueron una inyección de intensidad sino que se unieron al tono monocorde de sus compañeros habitualmente titulares. Las Palmas le discutía el balón con todo el descaro al Real Madrid, con McBurnie como hombre boya y Sandro creyéndose que podía con todo. Y si faltaba algo, Cillessen apareció con dos manos salvadoras que evitaron el empate. Primero con un manoplazo descomunal en un libre indirecto desde la frontal del área de Valverde, que sí acertó ante el Valladolid. Y después, le negó el gol a Rüdiger, que probó desde lejos ante tanta espesura ofensiva.
En ataque también le faltaba al Madrid afinación, a pesar de las ganas de Mbappé, que en cuanto podía buscaba desequilibrar, pero en cada acción le faltaba algo para que fuera redonda. Un mal pase, un toque del rival, un balón que se quedaba atrás... Cambiaba su posición con Vinicius por si se encontraba más cómodo en el costado izquierdo, pero no encontraba la forma de hacer daño a Las Palmas.
En cuanto se terminó la primera parte, Ancelotti mandó a calentar a Fran García y a Rodrygo, que se había quedado fuera del tridente ofensivo. Se fueron Mendy, con amarilla y muy desbordado, y Brahim, que había sido el hombre que encendió la lámpara ante el Valladolid y pasó a ser el primer cambio. Volvía el Madrid a su formación atacante titular, y sí que se entonó en la segunda mitad. Las Palmas cada vez amenazaba menos y jugaba más atrás y en una de esas llegó el penalti de Álex Suárez, que tocó el balón con el brazo muy despegado del cuerpo. Vinicius no falló y el Madrid conseguía igualar el marcador y parecía dispuesto a irse a por el triunfo. Mbappé lo tuvo en una arrancada marca de la casa y entraron Arda y Endrick para ver si daban en la diana, pero se quedó algo corto el Madrid, que no entró bien al partido y no pudo rectificar del todo.