El jefe de la agencia nuclear de la ONU, Rafael Grossi, espera ir pronto a Irán para entablar un "diálogo constructivo" con el flamante presidente Masud Pezeshkian, tras constatar que Teherán sigue expandiendo su programa nuclear, según informes consultados este jueves por AFP.
Grossi expresa en un reporte reporte "el deseo de visitar próximamente Irán, a fin de entablar un diálogo fluido y constructivo que conduzca a resultados concretos", tras años de deterioro de las relaciones entre el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y la República Islámica.
El diplomático argentino denuncia la falta de cooperación de Irán que, según otro informe del OIEA, aumentó sus reservas de uranio enriquecido al 60% -- un nivel cercano al 90% necesario para fabricar un arma atómica -- de 142,1 kilos en mayo a 164,7 kilos el 17 de agosto.
Esa cantidad bastaría para producir más de tres bombas nucleares, según la definición del organismo de la ONU, aunque Teherán niega cualquier intención de dotarse de una bomba atómica.
También aumentaron las reservas de uranio enriquecido a 20%, de 751,3 kg a 813,9 kg.
Grossi visitó Irán a principios de mayo, a raíz de las crecientes preocupaciones acerca de las intenciones de la República Islámica en el ámbito nuclear, en un contexto geopolítico tenso.
Pero la muerte en un accidente del presidente iraní Ebrahim Raisi dejó en suspenso las conversaciones.
Su sucesor, Pezeshkian, elegido en julio, indicó que se reunirá con Grossi "en el momento oportuno", según el reporte.
Los datos del informe confirman que Irán está incumpliendo sus compromisos adquiridos en el acuerdo internacional de 2015 firmado con Estados Unidos, China, Rusia, Francia, Alemania y el Reino Unido.
El pacto buscaba enmarcar sus actividades atómicas a cambio de un levantamiento progresivo de las sanciones internacionales impuestas a Teherán.
Pero el acuerdo empezó a deshacerse en 2018 cuando el entonces presidente estadounidense, Donald Trump, decidió unilateralmente sacar a su país del pacto.
Desde entonces, se llevaron a cabo unas negociaciones para intentar revitalizarlo, que se saldaron en fracaso en el verano boreal de 2022.
Además de extender sus actividades nucleares, Irán redujo notoriamente las inspecciones de sus instalaciones por parte del OIEA, desconectó las cámaras de vigilancia y se privó a un grupo de inspectores de su acreditación para seguir trabajando.
Una serie de elementos que "dañan" la capacidad del OIEA de garantizar la "naturaleza pacífica" del programa nuclear iraní, recalca el informe, redactado antes de la reunión del Consejo de Gobernadores del OIEA que empieza el 9 de septiembre en Viena, donde tiene su sede esa agencia de la ONU.