El canciller alemán, Olaf Scholz, no despierta demasiadas simpatías entre el resto de jefes de gobierno de la UE. Sin embargo su relación con el primer ministro británico, Keir Starmer, es amistosa y fluida. Los une un mismo estilo político, alejado del carisma, y un paso lento con luces largas. Esa conexión ha facilitado que la primera vista de Starmer a Berlín tras su reciente victoria electoral haya dado ya un primer y concreto fruto: ambos han anunciado el inicio de los trabajos diplomáticos para la firma de un tratado bilateral que profundice las relaciones que ambos califican de amistosas y marcadas por la confianza mutua. «Alemania y el Reino Unido están ligados por una amistad firme y por valores...
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