Los incendios forestales han dado algo de tregua este verano. Los datos provisionales proporcionados por las comunidades autónomas al Ministerio para la Transición Ecológica reflejan que cerca de 17.000 hectáreas se han calcinado en los meses estivales, lo que supone un 51% menos respecto a la media del último decenio.
No obstante, las Brigadas de Refuerzo en Incendios Forestales (BRIF) se han desplazado a las zonas de alto riesgo de fuego y/o de elevada riqueza forestal para proporcionar un servicio de apoyo a las comunidades autónomas que lo necesiten.
Las zonas de mayor riesgo, según apunta el Ministerio para la Transición Ecológica, son: la localidad de Tabuyo (León), el concejo de Tineo (Asturias), el municipio de Daroca (Zaragoza), Pinofranqueado (Cáceres), el puerto de montaña del Pico (sierra de Gredos, Ávila), la Iglesuela del Tiétar (Toledo), Lubia (Soria), el Prado de los Esquiadores (Cuenca) y Punta Gorda (La Palma).
Las BRIF cuentan con 10 bases distribuidas por las regiones que enfrentan mayores posibilidades de sufrir un incendio. Son unidades formadas por personal altamente especializado en la extinción de fuegos. Pueden actuar en cualquier punto del territorio nacional, incluyendo las Islas Canarias, y se transportan siempre en helicóptero.
Existen nueve BRIF-A, compuestas por unas 60 personas y dos helicópteros, y una BRIF-B, compuesta por unas 30 personas y un helicóptero. Esta última se encuentra en el Puerto del Pico, en Ávila.
Las BRIF se componen además de tres técnicos ingenieros forestales o de montes, seis capataces y un jefe coordinador. Cada unidad se divide a su vez en tres grupos. Una de ellos listo para salir al incendio, otro de guardia y un último en descanso.
La misión de los bomberos de refuerzo es proporcionar apoyo a aquellas unidades de emergencia regionales que lo soliciten, en caso de un gran incendio forestal -más de 500 hectáreas- u otras situaciones de especial complejidad, como la simultaneidad de varios fuegos continuos, veloces e intensos que se suceden a la vez.
Una de las comunidades que se ha llevado la peor parte este verano en cuanto a incendios forestales ha sido Madrid. En total ha sufrido dos grandes fuegos, uno en Tres Cantos (hace cuatro días) y otro en Loeches (el 31 de julio). Ambos han superado las 500 hectáreas calcinadas.
La unidad de bomberos de refuerzo que se encontraba en la Iglesuela (Toledo) se desplazó hasta la zona para colaborar en las labores de extinción de los dos incendios.
Otra comunidad afectada por las llamas es Castilla y León. Precisamente ayer martes 27 de agosto se declararon dos incendios, uno en Ávila, concretamente en la pedanía de El Raso, zona an la que se han desplazado las BRIF de Puerto del Pico y de La Iglesuela.
El otro incendio se ha declarado en el término municipal de Masueco, dentro de la provincia de Salamanca. Hasta 22 medios fueron asignados en origen, incluyendo dos hidroaviones, cuatro agentes medioambientales, siete autobombas, cuatro cuadrillas terrestres, tres brigadas heiltransportadas y un buldozer.
Entre el 24 de junio y el 11 de agosto, se han quemado 16.687 hectáreas, frente a la media de 34.358 hectáreas en la última década, lo que supone una reducción significativa, informa Servimedia. Este 2024 se ha registrado uno de los veranos con menor superficie afectada por incendios desde 2014, solo superado por el mismo periodo en 2023, cuando ardieron 6.463 hectáreas.
En lo que va de verano se han registrado ocho grandes incendios (aquellos que queman más de 500 hectáreas), dos menos que el promedio del último decenio. En comparación, en 2022 se produjeron 39 grandes incendios, mientras que en 2023 se reportó solo uno (en ese mismo periodo).
En cuanto a la distribución geográfica, el noroeste de España ha registrado el mayor porcentaje de incendios, representando el 33,11% del total, seguido del Mediterráneo con un 30,99% y las comunidades interiores con un 35,15%.
Canarias, por su parte, ha registrado un porcentaje significativamente menor, con solo el 0,76% de los incendios. Este patrón geográfico refleja la influencia de las condiciones climáticas y la vegetación en la propensión a los incendios forestales, siendo las regiones del noroeste más susceptibles debido a su clima más húmedo y la presencia de bosques densos.