Las acciones de Talgo se hundieron este martes cerca de un 9% en Bolsa , después de que el Gobierno haya vetado la Oferta Pública de Adquisición (OPA) lanzada por el grupo húngaro Magyar Vagon, aludiendo a razones de «seguridad nacional y orden público». En concreto, sus títulos retrocedieron en esta jornada bursátil un 8,72%, hasta los 3,92 euros por acción , por lo que, a pesar de la decisión del Gobierno, continúan por encima de los 3,7 euros en los que cotizaba en noviembre del año pasado, antes de trascender la oferta de compra húngara. Su cotización estuvo suspendida este martes durante más de dos horas , de 12.30 horas a 14.45, debido a los rumores que circularon toda la mañana y hasta que el Gobierno confirmó públicamente que había tomado esta decisión. De esta forma, la OPA ya no saldrá adelante, puesto que el Gobierno defiende haber usado legítimamente las herramientas de las que dispone para proteger a una empresa española que considera «estratégica» y para evitar que caiga en manos de una empresa participada al 45% por el Estado húngaro, gobernado ahora por Viktor Orbán, próximo a Rusia y a la extrema derecha. No obstante, el Ejecutivo tendrá que hacer frente a las demandas que puedan surgir de Magyar Vagon , que podría recurrir a Europa para defender su OPA , así como de la asociación de accionistas minoritarios Aemec, que lamenta que los accionistas no hayan tenido la oportunidad de vender. En cualquier caso, una vez vetada la operación, la alternativa para que salgan del capital los grandes accionistas de Talgo –que llevan años intentando vender la empresa–, pasa por la checa Skoda, que ya trasladó a la dirección de Talgo su interés en combinar sus negocios. Sin embargo, el consejo de administración de Talgo ya rechazó hasta en dos ocasiones la oferta de Skoda , al considerar que la oferta húngara era más beneficiosa y estar más consolidada. Pero con la OPA vetada, Talgo tendrá que negociar con la checa, ya que es la única compañía que ha trasladado interés por la española. Todas las partes coinciden en que Talgo necesita ampliar su capacidad industrial para sacar adelante todos sus pedidos en cartera, sobre todo tras los retrasos que ha tenido en la entrega de nuevos trenes a Renfe o el macropedido en Alemania al que tiene que hacer frente.