Kamala Harris y su esposo, Doug Emhoff, se perfilan como una pareja histórica en las elecciones presidenciales de Estados Unidos 2024. Sin embargo, más allá de sus prominentes carreras en la política y el derecho, ambos comparten una experiencia común que pocos conocen: trabajaron juntos en McDonald's. Este detalle fue utilizado por los demócratas para subrayar las raíces humildes de la pareja, acercándolos a millones de votantes que vivieron situaciones similares.
La historia de amor de Kamala Harris y su esposo se forjó en los despachos legales y en las arenas políticas, pero también en los mostradores de la icónica cadena de comida rápida. Este aspecto de su pasado se ha convertido en un elemento central de su narrativa de campaña, y destaca su comprensión de las realidades de la clase trabajadora en Estados Unidos. Al compartir estas vivencias, la actual vicepresidenta y el segundo caballero refuerzan su conexión con un electorado que valora la autenticidad y la empatía en sus líderes.
La historia de Kamala Harris y su esposo, Doug Emhoff, no comenzó en McDonald's, pero ambos tienen en común haber trabajado en la famosa cadena durante su juventud. Harris, antes de convertirse en una destacada figura política, pasó sus veranos universitarios sirviendo papas fritas y atendiendo a los clientes, todo para financiar su educación. Este empleo le permitió ganar dinero, pero también le ofreció una perspectiva directa de los desafíos económicos que enfrentan muchos estadounidenses.
Doug Emhoff, por su parte, trabajó en McDonald’s durante su adolescencia. Aunque sus caminos no se cruzaron en esos años, esta experiencia compartida se ha convertido en un símbolo de sus orígenes humildes. En la Convención Nacional Demócrata, Emhoff recordó con orgullo su tiempo en McDonald's, y señaló que incluso fue nombrado "Empleado del Mes" y que aún conserva la foto enmarcada.
Doug Emhoff, conocido principalmente como el primer "segundo caballero" de Estados Unidos, es un abogado con una larga trayectoria en el campo legal. Especializado en litigios y derechos de propiedad intelectual, Emhoff ha construido una exitosa carrera antes de que su rol como esposo de Kamala Harris lo catapultara al escenario nacional. Su experiencia en el ámbito legal lo ha preparado para las demandas del servicio público, pero también ha permitido a la pareja abordar temas complejos con una perspectiva informada y pragmática.
A pesar de la prominencia de Harris, Emhoff ha logrado mantener una identidad propia, y participó activamente en iniciativas de servicio comunitario y abogando por temas relacionados con la justicia social y los derechos civiles. Su historia de vida, marcada por el esfuerzo y la dedicación desde sus días en McDonald’s hasta su ascenso en el mundo legal, complementa la narrativa de superación y compromiso que ambos presentan ante los votantes.
En medio de la campaña electoral, el demócrata Tim Walz no dudó en mencionar la historia de amor de Kamala Harris y su esposo en McDonald's para contrastar sus orígenes con los del expresidente Donald Trump. Durante un discurso reciente, Walz bromeó sobre la improbabilidad de que Trump siguiera los mismos pasos. “No podría manejar esa máquina de McFlurry”, respondió entre risas. Esta comparación buscaba destacar las diferencias socioeconómicas entre los candidatos, y subrayar la autenticidad de Harris y Emhoff frente a la imagen elitista que muchos atribuyen a Trump.
Walz señaló que mientras Harris y Emhoff experimentaron de primera mano las dificultades de trabajar en el sector de servicios, Trump creció con privilegios que lo alejaron de esas realidades. Este tipo de retórica se enmarca en la estrategia demócrata de presentar a sus candidatos como figuras cercanas al pueblo, en contraposición a los republicanos, a quienes describen como desconectados de las dificultades cotidianas que enfrentan la mayoría de los estadounidenses.
Kamala Harris, durante su tiempo en la universidad, trabajó en McDonald's en varios roles, como cajera y responsable de la estación de papas fritas. Aunque no se ha revelado el monto exacto de su salario, se estima que sus ingresos estaban alineados con el mínimo de la época. En los años en que Harris trabajó en McDonald's, el salario mínimo en Estados Unidos oscilaba entre US$3,35 y US$4,25 por hora, de acuerdo al año y la ubicación.
Este trabajo le permitió ganar dinero extra para cubrir algunos de sus gastos universitarios y le ofreció una comprensión directa de los desafíos que enfrentan los trabajadores en la economía estadounidense, una experiencia compartida por muchos estudiantes en ese tiempo.