La época en la que las familias en la región eran numerosas está llegando a su fin, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Mientras que en 1950 el promedio de nacimientos por mujer era de 5,8, actualmente esta cifra ha disminuido a 1,8. La actual tasa de natalidad está por debajo del nivel necesario para mantener la población (2,1).
Esto no solo destaca la rápida transformación demográfica en Latinoamérica en comparación con el resto del mundo, sino que también presenta desafíos económicos a mediano y largo plazo.
Andrés Giraldo Palomino, profesor del departamento de economía de la Pontificia Universidad Javeriana, señala para Bloomberg que el incremento en la participación de las mujeres en el ámbito laboral tiene un efecto positivo en la producción gracias a su mejor nivel educativo en comparación de los hombres. Sin embargo, advierte que, a largo plazo, la disminución en la tasa de natalidad podría afectar los sistemas de seguridad social en los países.
"Si hay una baja natalidad, va a haber pocos jóvenes contribuyendo con los sistemas de seguridad social, y al haber poca contribución, se requerirá que los sistemas sean privados o, si siguen siendo públicos, que el Estado contribuya cada vez más con presupuesto público para financiar, lo que a su vez puede generar problemas fiscales", señala.
Por otro lado, aunque las personas están viviendo más años, el hecho de que cada vez haya menos personas aportando al sistema de salud resultará en que la población envejecida esté más expuesta a enfermedades costosas, relacionadas con la edad.
Aunque la población en Latinoamérica solo comenzará a reducirse a partir de 2054 debido a la disminución de la tasa de natalidad, se espera que pase de 729 millones de personas a 607 millones hacia finales del siglo, según las proyecciones de la Cepal. El reto será encontrar formas de mantener la fuerza laboral. En este sentido, es crucial crear incentivos para que los jóvenes talentos permanezcan en la región.
Actualmente, muchos jóvenes latinos migran a países con mayor desarrollo con el sueño de tener un mejor futuro. En palabras de Andrés Giraldo, esto podría significar la disminución de mano de obra talentosa, lo cual afectaría la productividad.
En Brasil, la nación más poblada de América Latina, la tasa de fertilidad ha estado por debajo de 2,0 desde 2002. En México, que ocupa la segunda posición, la tasa actual es de 1,89 nacimientos por mujer, comparado con los 6,71 documentados en 1950.
Colombia es otro ejemplo de esta tendencia, donde entre enero y abril de 2024 se registró la tasa de nacimientos más baja de la última década, con 145.416 nacimientos, lo que representa un 14,6% menos que en el mismo periodo de 2023, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane). Andrés Giraldo Palomino señaló que la rápida reducción en la tasa de fertilidad en América Latina aún está siendo estudiada, aunque ofreció algunas posibles explicaciones.
"Uno de ellos tiene que ver con el hecho de que la participación laboral de la población femenina en Latinoamérica es levemente más alta que en el resto del mundo (...), y cuando la mujer participa activamente en el mercado de trabajo, hay una reducción de las labores asociadas al hogar, entre ellas, tener y cuidar los hijos", comentó.
Otro aspecto que se ha observado es que los latinoamericanos están optando por tener hijos a edades más avanzadas, algo diferente a lo que ocurría en el pasado. Como la probabilidad de tener hijos disminuye con la edad, las familias están reduciendo su tamaño progresivamente. La edad promedio para tener descendencia ahora es 26, a comparación de los 20 de hace algunos años.
América Latina es la tercera región a nivel mundial con la menor tasa de fertilidad (1,8), solo superada por América del Norte (1,6) y Europa (1,5), según datos de la Cepal.