La Encuesta Nacional de Demografía y Salud (ENDES) 2024-I, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), ha revelado datos alarmantes sobre la nutrición y salud en el país. El hallazgo más preocupante es el notable aumento en los índices de desnutrición crónica infantil, que ha escalado del 11,5% al 12,2% entre los niños menores de cinco años.
Este incremento resalta las graves desigualdades en el acceso a alimentos nutritivos, con la desnutrición crónica infantil (DCI) no limitándose a las zonas rurales, sino también afectando a áreas urbanas. Estas cifras representan una situación que no se había registrado desde 2019, subrayando la urgencia de abordar esta crisis de salud pública con medidas efectivas.
Jessica Huamán, decana del Colegio de Nutricionistas de Lima, afirma que la desnutrición crónica infantil (DCI) es un problema complejo que se ve afectado por múltiples factores. Uno de los principales es la falta de acceso a alimentos ricos en proteínas, como carnes y derivados, lo que contribuye significativamente al aumento de esta enfermedad. Este problema no se limita a las zonas rurales, sino que también se manifiesta en las áreas urbanas del país, evidenciando la extensión y la gravedad de esta crisis de salud pública.
Huamán explica que, aunque la DCI resulta de varios factores, la carencia de alimentos proteicos es particularmente relevante. "La falta de acceso a alimentos ricos en proteínas, como carnes y sus derivados, puede ser uno de los factores que incremente dicho tipo de Desnutrición", detalló. Esta deficiencia alimentaria subraya la necesidad de abordar las barreras que impiden a muchas familias acceder a una dieta adecuada y equilibrada.
Por otro lado, la anemia sigue siendo un problema persistente en el país, aunque los últimos resultados muestran una ligera disminución en su prevalencia. En niños de 6 a 35 meses, la tasa de anemia ha bajado de 43,1% a 42,8%, lo que, aunque modesto, indica un leve avance en la lucha contra esta condición.
Los resultados recientes muestran un preocupante aumento en la anemia entre mujeres en edad fértil, de 15 a 49 años, que ha subido del 22,7% al 23,2%. Esta tendencia es alarmante debido a las implicaciones que tiene para la salud materno-infantil.
Según Jessica Huamán, las mujeres con anemia que quedan embarazadas enfrentan riesgos significativos, incluyendo partos prematuros y el nacimiento de hijos con bajo peso. Estas condiciones pueden tener consecuencias adversas a largo plazo para la salud y el desarrollo de los niños.
Por otro lado, el investigador y médico Antonio M. Quispe alertó sobre las mismas cifras y exhorto una acción urgente de las autoridades competentes. Además, destacó que los índices de violencia contra la mujer han aumentado en un 1% en el último año. Mientras que en 2023 las cifras eran del 34,5%, en el primer semestre de este año se elevaron al 35,5%, con un alto porcentaje de violencia psicológica, seguida de la violencia física y sexual.