El Atleti ganó sin muchas complicaciones a un Girona que mucho va a tener que trabajar Míchel para que se parezca al de la temporada pasada. Con LeNormand y, esta vez sí, Julián Álvarez como titulares, los rojiblancos encaminaron un partido en el que pasaba poco cuando, en una jugada aislada, Gazzaniga tocó el balón con la mano fuera de su zona, falta, cantada y gol de Griezmann, que hasta entonces no había aparecido. El gol dio ánimo a los de Simeone y con el 2-0 en la reanudación, se acabó el partido.
El Girona no encontró confianza para apretar el marcador y el Atleti jugó como más le gusta a su entrenador, metido atrás, cediendo la pelota al rival y saliendo al contragolpe. Lo mejor, la placidez de la victoria, sin ningún sufrimiento y con la portería a cero, y el increíble estado de forma tanto de Barrios como de Llorente. Lo demostraron en La Cerámica y lo confirmaron el domingo, jugando muy por encima del resto de futbolistas sobre el césped.
Era fácil imaginarse al Cholo sonriendo en su interior cada vez que miraba al banquillo, porque las alternativas que maneja esta temporada con las nuevas incorporaciones, abren muchas posibilidades para afrontar los partidos en función del momento y el rival. De hecho, con un calendario tan cargado y viniendo de una Eurocopa, se va a agradecer poder rotar con asiduidad. Aún así, para que la ilusión por el abultado resultado no sea excesiva, conviene no olvidar que la semana pasada el equipo dejó muchas dudas frente al Villarreal y que la temporada pasada el problema del Atleti estuvo lejos del Metropolitano, donde hizo unos números impropios de un equipo de su nivel. Hay motivos para que el ánimo de la hinchada esté disparado, pero este Atlético tiene que dar un paso más en su ambición y para ello aún hay mucho que mejorar.