Ya no hace falta revisar obsesivamente los datos del Ministerio de Agricultura para intuir que algo está cambiando en el mundo del aceite de oliva. Basta con acercarse al supermercado. Y es que, adelantándose a la bajada de precios, las grandes cadenas (y las grandes marcas) han bajado los precios en las últimas semanas.
Esto se está notando en los bolsillos, pero también en las almazaras; y tiene una consecuencia imprevista: la escasez de reservas amenaza con volver en agónicos los meses que fltan hasta la próxima cosecha de aceitunas.
Vienen tiempos revueltos.
El «gran juego» del AOVE. Porque, como señalaban en Olimerca, pese a que agosto ha sido un mes de calma en el mercado, ya empiezan a verse los movimientos de los distintos operadores para no quedarse sin aceite de oliva. Sobre todo, ahora que ese escenario está más cerca que nunca.
Porque, no lo olvidemos, las reservas están al límite. En términos generales, «la industria envasadora necesita un stock mínimo de unas 110/120.000 toneladas para poder cubrir las necesidades de unos 40 días». Eso hace que, con las existencias que tenemos, se llegue a finales de octubre con 112.000 toneladas en las bodegas (y quizás unas 20.000 en las almazaras).
No es el fin del mundo, pero la posibilidad de que nos quedemos unos días o semanas sin existencias, ha hecho que todos los actores empiecen a tomar posiciones para sobrevivir en el mercado.
¿Por qué pasa esto? La explicación es más sencilla de lo que parece: durante estos dos años los precios se han disparado y la previsión de la bajada de precios, hace que los operadores teman – razonablemente – que van a perder dinero y traten de colocar todo el aceite posible antes de que esos precios se derrumben.
El mejor ejemplo de esto es Francia: ya hay almazaras avisando de que está empezando a comprar todo lo que puede en territorio español.
El problema es que, si se produce ese desabastecimiento o nos acercamos, los precios pueden repuntar. Al fin y al cabo, el «enlace» sirve fundamentalmente como un mecanismo de estabilización de los precios entre campañas.
Sin embargo, las previsiones son positivas. Sin embargo, todo esto son turbulencias temporales. Tras unos meses muy buenos para el aceite de oliva, las previsiones meteorológicas (con un septiembre más húmedo de lo habitual) dibujan una campaña sensacional que va a permitir que los precios vuelvan a tener cierta normaldiad y el sector pueda recuperarse de estos años de escasez.
¿Volveremos a ver aceite realmente barato? No está claro. Durante las últimas dos campañas muchos productores han sufrido pérdidas considerables (porque han tenido que asumir parte de los costos sin trasladarlo a los consumidores) y entre sus planes está la idea de contener la bajada de los precios.
La duda estaba en si lo conseguirán, pero a la vista de lo que está pasando los últimos días no lo van a tener fácil. Para fortuna de los consumidores.
Imagen | Gobierno de Castilla y la Mancha
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La noticia
El aceite de oliva se enfrenta a su última «prueba de fuego»: las buenas sensaciones nos empujan hacia el desabastecimiento
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Xataka
por
Javier Jiménez
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