Llegó el momento de arreglar la puerta de la casa, deshecha por el óxido, la falta de tiempo, la desgana y la implacable sucesión de chaparrones y solaneras. Mi casa no se cae, pero tiene achaques, como mi Españita de Sánchez que no se rompe, pero cruje como una sandía. Desde las lejanías del pasillo de esmaltes para metal –largo y profundo como una Estafeta con pinturas y catalizadores–, leo que Arnaldo Otegi ha pedido las competencias de inmigración porque la identidad nacional vasca está en peligro . La ETA andaba preocupada con que le pusieran en el pueblo un McDonalds, pero no vieron venir los restaurantes de kebab. Lo suyo siempre fue inmigración y desprecio del extranjero, siendo el...
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