Las señales de la carretera que sube a la sierra de Cazorla avisan de la posible presencia de corzos en la zona. Era una especie autóctona a comienzos del siglo pasado, pero la acción del hombre y de algunos depredadores hizo que desapareciera en los años 50. Fue hace aproximadamente quince años cuando un plan para recuperar la especie volvió a poblar de corzos la sierra jiennense.
El aviso de las señales iba en serio y dos corredores, Txomin Juaristi, del Euskaltel, y Giulio Ciccone, del Lidl Trek, lo comprobaron en primera persona cuando tres corzos se abalanzaron sobre ellos y se fueron al suelo. Los animales no golpearon a los ciclistas, pero sí les provocaron un sobresalto que les hizo perder el control de la bicicleta y provocó la caída.
En la imagen de televisión se veía a los dos corredores en el suelo en lo que parecía una caída más. Pero esta vez era diferente. No hubo muchas más consecuencias físicas, además del susto. Sufrieron las típicas abrasiones al contacto con el asfalto y poco más. Quedaban 16 kilómetros para la llegada y perdieron, eso sí, todas sus aspiraciones en la etapa.