La imagen de
Ayoze Pérez mandando callar al Sánchez Pizjuán después de anotar el tanto del triunfo del
Villarreal en el último suspiro del choque contra el Sevilla (1-2) despertó las iras de la afición sevillista y la euforia (la risa va por barrios) de la bética, que sin 'jugar' ese partido veía cómo el canario, salido este verano de la disciplina verdiblanca, sentenciaba a su eterno rival.
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