El empleo de la palabra macho vive un declive, o un desprecio, quizá, pero no debiera, porque en España el macho se hizo un prestigio, desde el casanovismo de soneto a la torería de póster. Pasa también con la palabra ligón , aunque no tanto. Y con el ligón propiamente dicho. El macho es condición muy española, y aún conserva tirón y aventura y vitola, aunque esto se dice poco o nada. Pero hay que decirlo. El ligón es incurable, y tiene su época mejor ahora, en verano , y el macho ya no farda, aunque está ahí, como una capitular insomne del folclore, entre la chulería y el Rodríguez. No hace tanto, hubo un auge del macho, que sostuvieron...
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