En la última década, el escenario global es dominado por las potencias asiáticas, con China e India a la cabeza de las economías de mayor crecimiento. Sin embargo, un pequeño país de Sudamérica ha irrumpido en la escena mundial con un aumento que desafía todas las expectativas. Esta nación, que hasta hace poco era uno de los más pobres de la región, ha logrado un salto sin precedentes, posicionándose como la economía de más rápido crecimiento en el planeta.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha destacado que este país de Sudamérica ha mantenido un desarrollo sostenido a tasas de dos dígitos en los últimos cinco años, y se espera que continúe con dicho ritmo durante la próxima década.
Este país sudamericano, que hace menos de 10 años dependía en gran medida de la agricultura y la minería, ha encontrado en el petróleo la clave de su transformación económica. El descubrimiento de vastas reservas de crudo en 2015 por parte de la petrolera estadounidense Exxon Mobil marcó un punto de inflexión. Con un consorcio que incluye a Hess y la china CNOOC, comenzaron las perforaciones en alta mar, a unos 200 kilómetros de la costa, desatando un auge petrolero que ha impulsado el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de la nación.
Según datos del Banco Mundial, el PIB de este país, que era uno de los más bajos de Sudamérica, ha experimentado un crecimiento exponencial. En 2020, mientras la mayoría de las economías luchaban por evitar la recesión, este país registró un aumento del 43,5% en su PIB. En 2022, el crecimiento alcanzó un sorprendente 62,3%, y para 2023 se proyecta un incremento del 33,9%. Estas cifras no solo superan a las de sus vecinos regionales, sino que también están muy por encima de países asiáticos.
El motor detrás de este desarrollo económico sin precedentes es la industria petrolera. Guyana, ubicada al norte de Sudamérica, ha pasado de tener un patrimonio basado en la agricultura de subsistencia y la minería de oro y diamantes, a convertirse en un importante generador de petróleo. El país está a punto de posicionarse como el cuarto mayor productor de 'oro negro' offshore del mundo, superando a naciones con larga tradición en la extracción de crudo, como Qatar y México.
Las reservas de petróleo de Guyana, que en un inicio se estimaban en 11.000 millones de barriles, podrían alcanzar los 17.000 millones según estudios recientes. Este crudo ligero y dulce, de alta calidad, ha atraído inversiones extranjeras significativas y ha generado un flujo constante de ingresos para el país. A pesar de los desafíos que conlleva la dependencia del petróleo, Guyana ha comenzado a invertir parte de sus ingresos en un fondo soberano, siguiendo el modelo de Noruega.
Las proyecciones del FMI sugieren que el crecimiento económico de Guyana continuará a un ritmo acelerado durante la próxima década. Se espera que el país mantenga un crecimiento del PIB de dos dígitos hasta 2029, con años en los que podría superar el 20%. En comparación, ni China ni India han logrado mantener tasas de crecimiento tan altas de manera sostenida. De hecho, en términos de paridad de poder adquisitivo, el PIB per cápita de Guyana ya supera los 60.000 dólares, acercándose a las economías más desarrolladas del mundo.
