Si le dicen Anderson Cardoso de Campos, se siente extraño, tanto como si no fuera él, porque prácticamente nadie lo llama por su verdadero nombre. Él mismo se identifica como Anderson Canhoto; mejor aún si solo le dicen “Canhoto”, que traducido del portugués al español significa “zurdo”.
El futbolista de Liga Deportiva Alajuelense proviene de Canoas, un municipio brasileño del estado de Rio Grande do Sul (Río Grande del Sur), ubicado a unos 20 kilómetros al norte de Porto Alegre, por carretera. Allí, muy pocas personas hablan español, a pesar de que es una zona que limita al oeste con Argentina y al sur con Uruguay.
Aunque en ese estado brasileño el portugués es el idioma predominante, se trata de una región que se caracteriza por una cultura rica y diversa, influenciada por la herencia portuguesa, italiana, alemana y gaúcha.
Después de ir a diferentes partes del mundo gracias al fútbol, Canhoto confiesa que llegó a Costa Rica con la peculiaridad de que no sabía decir una sola palabra en español.
Cuesta creerle, pero en la Liga confirman que es verdad. Así que de la misma manera en que se adaptó rápidamente en cancha a Alajuelense, también lo hizo con el idioma.
Aquel día en que se efectuó la presentación de los refuerzos rojinegros, en la víspera del inicio del Apertura 2024, el brasileño llevaba apenas un mes en el país y para los periodistas resultaba una verdadera incógnita saber si él hablaba español, si tenía fluidez para expresarse y ser comprendido, o si requería de algún traductor.
Si se trataba de la última opción, podían ayudarle Celso Borges, Alexandre Guimaraes, Juliano Fontana o Martinho do Prado. Sin embargo, no requirió de ningún intérprete.
Por el fútbol costarricense han desfilado varios personajes de habla portuguesa, y algunos, inclusive después de muchos años en el país, aún no adquieren fluidez para comunicarse.
Con Canhoto resulta distinto, porque ni siquiera se expresa en portuñol, como se denomina ese fenómeno lingüístico entre el portugués y el español. En esa rueda de prensa no tuvo pánico escénico frente al micrófono.
El futbolista recibió las preguntas de los diferentes comunicadores y las respondió sin problema. En aquel instante a nadie se le hubiese ocurrido que se estaba expresando en un idioma que aprendió en cuestión de pocos días en el CAR.
“Yo comencé a hablar español hace dos meses, desde que llegué acá, y estoy muy contento por aprender más todos los días. Los jugadores también me ayudan mucho dentro y fuera de la cancha”, expresó Anderson Canhoto a La Nación.
El desequilibrante, veloz y pícaro extremo pasó de decir “olá” a “hola”; de “bom dia” a “buenos días”; de “boa tarde” a “buenas tardes”; de “boa noite” a “buenas noches”; y de “obrigado” a “gracias”.
Le gusta la música brasileña y en su casa la pone, de igual manera que encontró en Internet canciones de La Doce y se las aprendió. Ese fue uno de sus secretos para soltarse a hablar.
“Es un poco difícil, pero entrenando todos los días con todos, hablando con todos y saliendo a hacer cosas juntos, como almorzar y tener momentos con ellos, se vuelve más fácil”, destacó.
Canhoto se encuentra adaptado al idioma y a su vida en territorio tico. Hoy puede brindar una entrevista en español sin ningún problema. También sabe lo que es el gallo pinto y le gusta, así como un casado para almorzar.
Dentro de su vocabulario se han agregado palabras que forman parte de su día a día, muy propias de los ticos, como “mae” y “pura vida”.
“Es difícil, pero estoy aprendiendo mucho, porque quiero quedarme más tiempo acá. Me siento feliz por estar en Alajuelense y por aprender español también”, subrayó el jugador.
Canhoto también habla en la cancha, el escenario real donde cada futbolista se muestra y supera o reprueba el examen de la exigencia a cargo de la afición.
La Recopa que Alajuelense le ganó a Saprissa en el Estadio Nacional se convirtió en su primera aparición en público con la Liga. Desde entonces, ese brasileño a quien su compatriota Juliano Fontana le puso el ojo, pasó con nota alta la prueba a la que lo sometió la feligresía rojinegra.
A Canhoto le gusta estar en contacto con la afición y se muestra muy comunicativo a través de sus redes sociales. En Instagram le agrada hacer transmisiones en vivo con relativa frecuencia mientras permanece en su casa y acaba de abrirse una cuenta de Tik Tok.
“La Liga es un equipo muy grande y yo estoy muy contento por todo lo que está pasando, por las victorias, y quiero conquistar títulos también. Soy un rojinegro más”, manifestó.
El brasileño que desarrolló química instantánea con el liguismo, por su forma de ser, pero principalmente por su aporte dentro de la cancha con asistencias y goles también tiene una sociedad fructífera con Diego Campos.
“Él es un goleador, es mi hermano y yo estoy muy contento de jugar con él, de brindar asistencias y de ayudar al equipo principalmente. Nosotros estamos siempre juntos en el camerino y afuera”, citó Canhoto, quien en la primera visita de la Liga a El Salvador sufrió un golpe en el hombro que asustó a más de uno.
Sin embargo, aunque aún tenía dolor, no se perdió el siguiente partido y de eso pocos se percataron, pero es que él quería ayudar al club.
“Yo estoy muy contento de vestir la rojinegra, de estar en la Liga, de la afición y de lo que tenemos en el equipo. Me gusta disfrutar de cada juego aquí”, concluyó Anderson Canhoto.
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