La mayoría de
moteros han iniciado su pasión por las motos gracias a un
familiar. Ese día en que papá te subió a la suya... o quizás mamá, por supuesto. Un tío, un primo... incluso un hermano. Acostumbran a ser ellos quienes salpican
los primeros recuerdos sobre dos ruedas. Esta generalización fue, hace unos años, objeto de estudio por parte del asegurador de motocicletas británico
Bennetts, que se apoyó en una psicólogo profesional para proponer una teoría sobre un
ADN motero muy particular.
Seguir leyendo...