El papa Francisco redactó el prólogo del libro Un cristiano en el corredor de la muerte. Mi compromiso junto a los condenados donde expresó la posición de la Iglesia católica sobre la pena de muerte.
El líder del Vaticano presentó la introducción de este escrito con una postura basada en la Biblia, en la que explicó que la pena capital "toca el mal en todas sus dimensiones". Además, se refirió a cómo impacta esta decisión a las víctimas y en los condenados.
El ex cardenal Jorge Bergoglio mantuvo una postura conservadora en línea con la doctrina de la Santa Sede. "La pena de muerte no es, en absoluto la solución a la violencia que puede sobrevenir a personas inocentes"
"Las ejecuciones, lejos de hacer justicia, alimentan un sentimiento de venganza que se convierte en un veneno peligroso para el cuerpo de nuestras sociedades civilizadas", agregó.
El papa Francisco instó a los países a "preocuparse por dar a los presos la oportunidad de cambiar realmente de vida" y pidió que se invierta más en la reinserción que en "reprimir" a los presos.
El papa Francisco sostuvo que la pena de muerte es "inaceptable".
El líder religioso concluyó que se trata a los culpables "como si fueran seres humanos que ya no merecen vivir y de los que hay que deshacerse".
En el prólogo del libro, el referente católico optó por una posición tajante. "Todos los creyentes deberían pedir con voz inequívoca la abolición de la pena de muerte".
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"Como dice el Catecismo de la Iglesia Católica: '¡Es inadmisible porque atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona!'. Nunca debemos pensar que puede haber uno de nuestros pecados, de nuestros errores o de nuestras acciones que nos aleje definitivamente del Señor", sintetizó.
El papa Francisco trazó un paralelismo entre esta noción de perdón y los pasajes de la Biblia donde Jesús se junta con pecadores y los absuelve de sus errores.
"Esta infinita misericordia divina también puede escandalizar como loa hacía cuando el Hijo de Dios comía con pecadores y prostitutas", analizó. Francisco concluyó que, con el perdón, los condenados "pueden encontrar un nuevo sentido a su vivir y, también, a su morir".
