La niñez suele caracterizarse por una curiosidad innata que, en muchas ocasiones, se pierde a medida que vamos creciendo. El hecho de que los niños sean curiosos hace que aprendan en diferentes ámbitos, además de descubrir cosas nuevas, desarrollar sus sentidos y explorar el mundo. Esto puede llevar a situaciones diversas y, en ocasiones, muy especiales. Este fue el caso de lo que le ocurrió a Rowan Brannan, un niño de 12 años, mientras sacaba a pasear a su perro junto a su madre, Amanda. En su tranquilo paseo por el condado de West Sussex , en el sur de Inglaterra, llegaron a las playas de Pagham que se encuentra a pocos kilómetros de la casa de ambos. Pero algo hizo que este paseo se convirtiera en algo fuera de lo normal. Según la madre del niño, este es muy aventurero y aficionado a explorar allá por donde va, por lo que es muy habitual que recoja cosas del suelo . En aquella ocasión, Rowan vio algo que parecía una pulsera dorada y no dudó en quedárselo, a pesar de que su madre normalmente le dice que deje las cosas que se encuentra por ahí porque están sucias. Sin embargo el chico de 12 años se quedó esta pieza convencido de que podría tratarse de algo de valor. Así, en casa comenzó a investigar cómo podía saber si la pulsera era de oro, algo que sospechaba por su aspecto. También contactó con un conocido peluquero que era aficionado a los metales, el cual coincidía con el niño en que debía ir más allá en su hallazgo, por lo que hizo una foto a la pulsera y recomendó a Amanda y su hijo que consultaran a un esperto. Tal como recoge el 'Daily Mail' el niño contó lo siguiente: «Lo llevamos al joyero y eso me emocionó un poco, y cuando lo enviaron y era como «oro», todo se puso más emocionante. [...] 'El oficial de enlace de hallazgos estaba muy interesado en el oro, por lo que tuvimos que ir a Horsham para dejarlo porque es propiedad de la Corona mientras pasa por todos estos diferentes procesos». Despuésde que el Museo Británico y el Tribunal Forense analizasen en varios procesos la pulsera, descubrieron que se trataba de un brazalete romano de oro del siglo I después de Cristo, de tipo armilla militar . Amanda explicó: «Según tenemos entendido, un brazalete de armilla se entregaba a los soldados romanos como muestra de respeto, valor y servicio. [...] Es una pieza, no es un brazalete circular completo. Lo que lo convierte en un tesoro es que tiene más de 300 años y es un metal precioso». Finalmente el Museo Novium de Chichester compró la pieza para exponerla a partir del 10 de septiembre , meses depués de que todo empezara con la curiosidad de un niño en la playa, en mitad de un paseo habitual con su madre y su perro. «Curiosamente, este tipo de brazalete, a diferencia de la mayoría de las demás joyas de la época romana, probablemente perteneciera a un hombre y no a una mujer . Probablemente se tratara de un tipo de armilla militar, o «honor de batalla», que probablemente se otorgaba por valentía. Descrita como una pieza excepcional para su tipo, la llamada pulsera «de puño» es un tipo relativamente raro en la Britania romana, en particular porque está hecha de oro», indican desde la web del Consejo del distrito de Chichester.