El mundo de las palabras puede ser maravilloso, pero en algunas ocasiones, como las que veremos en el día de hoy, no tanto. El idioma español contiene aproximadamente unas 100.000 palabras, lo que a la vez deriva en otras tantas o más acepciones. Llegar a conocer absolutamente todo los términos de nuestro propio idioma materno es una tarea titánica si no imposible, como para pretender adquirir el 100% del vocabulario de otras lenguas.
Sin embargo, siempre hay ciertos conceptos básicos que es importante conocer del idioma que se hable en el país que visitemos: 'dónde está este lugar', 'cuánto cuesta esto' o, como aconsejaban en la película 'Los hombres que miraban fijamente a las cabras', "no dispare, soy periodista". El tema de los idiomas y cómo se relaciona nuestra cultura con las demás siempre es de gran interés público, porque despierta curiosidades mutuas.
Una de las primeras cosas que le preguntan los niños en el colegio cuando saben que un compañero nuevo es extranjero es, como no podía ser de otra manera por nuestra naturaleza de 'pillos' y 'faltones', es cómo se pronuncian una cierta serie de insultos en su idioma. Con el paso de los años, uno acaba acumulando conocimientos sobre palabras en otro idioma que no tienen ninguna utilidad, como que 'sobaca' en ucraniano significa 'perro' o que 'la niña de la curva' en Rumanía se dedica a otra cosa que no es precisamente aterrorizar a su clientela.
Pero estas ansias de ignominia, de faltar por faltar, cuando uno se hace adulto dejan de ser relevantes, y lo que se pasa a buscar es tratar de no ofender a nadie, para lo que hay que aprender lo contrario: lo que no se debería decir en otro idioma si no se quiere acabar entrando en alguna discusión o con ojo morado por parte de un señor al que hemos irritado sin querer.
Dentro de un mismo idioma puede ocurrir que dos o más palabras sean homófonas, es decir, que suenen igual, pero que se escriban distinto y tengan significados diferentes. En español tenemos los ejemplos de 'ola-hola', 'graba-grava' o 'hierba-hierva'. De la misma forma, siempre nos llama enormemente la atención cuando escuchamos términos en otra lengua que se pronuncian igual que otra en la nuestra.
Si un italiano nos pide que le pasemos el 'burro' no se refiere al animal de granja, sino a la mantequilla, por ejemplo. La mayor parte de las veces se dan coincidencias inocentes y divertidas, pero cuando una palabra española significa un insulto en otro idioma, podríamos meternos en problemas sin venir a cuento. Así nos lo explica en un vídeo de TikTok @tomodachido, un joven japonés que reside en España y se dedica a compartir información sobre el choque entre las dos culturas.
Como enseña este ciudadano nipón, existen tres términos muy comunes en la lengua hablada en España con los que habríamos de tener mucho cuidando de no pronunciar en voz alta si viajamos a Japón. Además, está el aliciente de que en la cultura japonesa no utilizan nunca los insultos, y cualquier clase de término despectivo se toma como una ofensa grave, nada que ver con cómo nos expresamos entre nosotros los españoles.
Y es que hay que tener muy presente que el uso de las palabras malsonantes es muy común en España, donde muchas veces se utilizan entre amigos o incluso de forma cariñosa, pero que en el país nipón los insultos pueden ser tomados como ofensas muy graves. Haciendo chanza con esto, el 'influencer' japonés despedía el vídeo divulgativo preguntando "¿Ya lo entendiste, cabrón?".