Antes, por no decir desde toda la vida, los jugadores del Barça se iban del Barça por dinero. De
Maradona a
Ronaldo. Cualquiera podía contar la verdad según su necesidad pero, al final, en la mayoría de los casos, la motivación última era, como en la película
“Jerry Maguire” sobre fútbol americano, la pasta. La de más que podían cobrar en otra parte o la que no les querían pagar ya aquí. El “follow the money” es comprensible en un deporte donde la carrera es tan sumamente corta que, a los 36, ya se te está pasando el arroz. Lo curioso es que, de pronto, en el actual mandato de
Laporta, cada jugador que se está menos de lo esperado en el Club, se nos cuenta que se va, precisamente, por amor al club.
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