Los resultados presentados al cierre del primer semestre por los principales grupos automovilísticos no han sido malos, pero han estado por debajo de las previsiones de los analistas. Este dato, unido a la caída que experimentaron hace dos semanas las más importantes empresas tecnológicas, ha provocado una fuerte caída de los valores en bolsa de las marcas.
Quizás el primer error vino por parte de los analistas ajenos al sector del motor, que confiaron en que las empresas pudieran mantener el nivel de ventas y beneficios de los dos últimos años. Pero las circunstancias han variado sustancialmente en los pasados meses y tal vez los analistas de bolsa no valoraron algunos cambios importantes. Por ejemplo, que la crisis en el suministro de chips para el funcionamiento de la electrónica del automóvil obligó a reducir la producción y este desabastecimiento provocó un incremento de la demanda de automóviles superior a la producción. La consecuencia fue una elevación de los precios que aumentó los beneficios de los fabricantes que, además, no tenían que manejar los gastos de almacenamiento. La normalización en el suministro de componentes ha estabilizado la producción y la consecuencia ha sido la acumulación de producto y la necesidad de dar salida a los «stocks» a través de ofertas y bajadas de precio, lo que ha reducido los márgenes a niveles previos a los de la pandemia.
A esta circunstancia hay que añadir el incremento sustancial de las importaciones de vehículos de China, que porcentualmente está siendo muy elevada, aunque su cuota de mercado sea, por el momento, pequeña. Las posibles sanciones a los coches chinos por parte de Europa también preocupan a los fabricantes ya que muchos entrarían en números rojos de cortarse las ventas en China, además de que hay muchas plantas de fabricación de marcas europeas en ese país.
Para terminar la tormenta perfecta, las marcas europeas están siendo obligadas a fabricar y vender automóviles eléctricos bajo la amenaza de importantes multas que pueden hundir sus resultados. Pero la realidad del mercado es que el consumidor no se decide por la adquisición de este tipo de motores en las proporciones inicialmente previstas. En algunos países como España, la cota de mercado de los eléctricos no llega al 5% y la media europea se sitúa en torno al 20%. La falta de infraestructuras de recarga y la escasa eficacia de las ayudas estatales para compensar los precios más elevados de los eléctricos están frenando este mercado.
Por todos estos problemas, los resultados que han presentado la mayoría de los fabricantes no han sido tan brillantes como en el pasado ejercicio. Esta merma de números ha afectado a los principales grupos automovilísticos como Volkswagen, Ford, Renault, Stellantis, Nissan, Tesla, etc... Esta última ha presentado unos beneficios de 1.500 millones de euros, lo que supone una caída del 45%.
Renault también redujo sus beneficios esperados en más de la tercera parte, aunque mantuvo su facturación; y Stellantis presentó unas ganancias de 5.647 millones, lo que significa una reducción de casi la mitad respecto a las cifras del mismo periodo del año pasado, en tanto que su cifra de negocios, 85.017 millones, cayó el 20%. Una reducción del volumen de negocio que también se repite en Mercedes Benz.
Estos resultados han provocado fuertes bajadas en el valor de las acciones de los principales grupos automovilísticos. Descensos del orden de un 10% de los que, por el momento, no se han recuperado. Ford pasó de 13,67 dólares a 11,16 en un solo día, del 24 al 25 de julio, tras reducir un 13% sus beneficios, y ahora cotiza en el entorno de los 11. Algo parecido le ocurrió a Renault, que esos días más de un 10%, al pasar su cotización de 47,55 a 43,99 euros, tocó suelo el 6 de agosto con 39,92 euros y ahora cotiza en los 43. Ese 6 de agosto supuso para la mayoría de las empresas del motor su punto más débil en cotizaciones. Stellantis pasó de 18,26 a 16,67 euros del 24 al 25 de julio, descendió hasta 14,17 ese día y ahora está en el entorno de los 15.
Esta crisis afectaba a todos, incluso a las marcas alemanas de lujo como Porsche o Mercedes Benz, que cotiza en los 61 euros frente a los 63,99 euros del 23 de julio. O Volkswagen, que cerraba el mes de julio con 103,2 euros y ahora transita en los 96.
La caída bursátil no solo ha afectado a los fabricantes europeos, ya que Hyundai ha caído de los de 255 a los 244 wones, Nissan lleva prácticamente un mes plana y Toyota ha perdido casi un 14% de su capitalización el último mes.