Empatía, valores, trabajo, cordura, paz, árboles, justicia, cerebro, conciencia, lealtad, inteligencia, justicia, honestidad, equidad, compasión con los animales, solidaridad, gratitud, tolerancia, amor propio…
Estos vocablos son algunas de las respuestas que encontré entre los más de 900 comentarios a la publicación en Facebook que inquiría: En una palabra, ¿qué es lo que más necesita el mundo en este momento?
Otros fueron tristemente tácitos al decir: la extinción, el Apocalipsis, un meteorito, otra humanidad…, pues evidentemente consideran que mucho daño se le ha hecho al mundo de nuestra parte y algo grande, con la dimensión de una catástrofe, debe «limpiar» todo lo malo y empezar de nuevo.
Para mí ha sido también una provocación necesaria porque, de vez en cuando, una macropregunta de ese corte incita a pensar y a repensarnos en nuestro andar. A estas alturas, mientras me lee, ¿ya usted respondió la interrogante?
Siempre habrá quien bromee y por eso algunos en el post escribieron: cerveza, vino tinto, mucho dinero… Y otros, cultores de fe, respondieron: Dios. Lo cierto es que mientras pensamos en esa única palabra que resuma nuestro deseo para el mundo, de alguna manera también estamos sacando a flote lo que, tal vez, deseamos para el nuestro en límites más reducidos.
Y no ansío guiarlos por un análisis sicológico o filosófico, pero esperemos que la vida sea, realmente, como la sueñan quienes ofrecieron las respuestas del primer párrafo de este comentario. ¿No cree que estaríamos mejor?
Sin embargo, la única manera de lograr que tengamos un mundo mejor y que todo lo que necesitemos en él esté, depende de nosotros mismos. De lo que hagamos en cada pedazo de nuestra vida, en cada espacio, con cada persona que nos rodea.
Entonces, esa es la interrogante que les incito a responder: ¿Qué hace usted por el mundo cada día?