Las prioridades estratégicas de las empresas han cambiado. En un contexto marcado por la inflación persistente, la caída de las ventas y la financiación aún con tipos y requisitos altos, el 76% de las compañías españolas se enfocarán en reducir costes y mejorar la eficiencia en los próximos 12 meses, dos puntos más que en 2023. De hecho, el 53% afirma que ha dejado de priorizar su crecimiento para centrarse en estos aspectos. A estos retos se une la persistencia de los impagos: el 82% de las compañías ha recibido la petición de algún cliente de ampliar los plazos de pago. En consecuencia, el 39% de las empresas españolas (casi cuatro de cada 10) cree que su negocio es más débil que hace un año en términos de ingresos, eficiencia y resiliencia, según el Informe Europeo de Pagos de Intrum.
El porcentaje, aunque es elevado, sitúa a España como uno de los países de Europa con perspectivas menos negativas, por debajo de la media europea (44%). En concreto, España ocupa la cuarta posición por la cola, tan solo por encima de Bélgica (38%), Países Bajos (38%) e Irlanda (36%), y por debajo de territorios como Alemania (48%), Francia (44%) e Italia (42%). Al otro extremo estarían Croacia (55%), Hungría (51%) y Austria, Eslovenia, Portugal, República Checa y Serbia, los cinco con un 49%, como los países con mayor porcentaje de empresas en una situación más vulnerable que el año anterior.
Más de la mitad de las empresas ha dejado de centrar su estrategia en el crecimiento para enfocarse en el ahorro de costes y la eficiencia (prioridad número uno para el 76%), en un contexto de cautela, ya que el 48% de las compañías españolas señala que el elevado coste de financiación les está llevando a ser más reservadas a la hora de invertir en el crecimiento de su negocio. La segunda meta es fortalecer la liquidez y el flujo de caja del negocio, con un 74%, cinco puntos por debajo del 79% de la anterior edición del estudio. Le siguen las iniciativas para reducir los riesgos crediticios, mejorar la prevención de impagos y disminuir la exposición de préstamos de dudoso cobro, descendiendo ligeramente del 73% al 71% en 2024.
En este sentido, las empresas reconocen que los impagos les obstaculizan la inversión en iniciativas estratégicas de crecimiento: el 53% indica que un poco, el 23% refiere que de forma significativa y el 9% responde que lo está haciendo muy significativamente. Así, el 67% de las entidades encuestadas reconoce estar más preocupada que nunca por la capacidad de pago de sus deudores, un 82% de las compañías ha recibido la petición por parte de sus clientes de retrasar el abono de sus facturas y un 70% reconoce haber aceptado plazos de pago más largos de lo que le gustaría. En relación a esto, el 55% de las empresas encuestadas afirman que la elevada inflación y los tipos de interés les llevaron a ampliar los plazos de pago a proveedores durante el año pasado.
Para los clientes de negocios B2C (business to consumer, en español, empresa a consumidor), la media de condiciones de pago ofrecidas es de 23 días, mientras que el plazo medio real es de 34 días, resultando en una brecha de 11 días, frente a los 9 registrados en el anterior informe. En el caso de los clientes B2B (business to business, en español, de empresa a empresa), el plazo medio ofrecido es de 45 días, pero el tiempo que se tarda en abonar las facturas es de 62 días. Hablaríamos, en este caso, de un retraso de 17 días, en comparación con los 15 de hace un año. Finalmente, en lo que respecta a los clientes del sector público, las condiciones de pago establecidas al inicio son de 53 días de media, pero el plazo real de pago asciende a 69 días, resultando en un retraso de 16 días (frente a los 17 de 2023). Cuando finalmente se produce un impago, las empresas españolas dedican de media 73 días a perseguir los impagos, ochos días menos que el año anterior y por debajo de la media europea (76 días).
A esto se suma la caída de las ventas. Según los datos publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), las ventas de las empresas españolas bajaron un 2,7% en junio en relación al mismo mes de 2023, su segunda mayor caída interanual tras el batacazo del 10,6% registrado el pasado mes de marzo. Además, con la caída de junio, las ventas de las empresas volvieron a tasas negativas después de haber subido un 7,8% en abril y un 1,4% en mayo, que junto con la subida de febrero (+0,8%) son las tres únicas alzas registradas en la primer mitad de 2024. Este dato es un claro indicativo de la ralentización del consumo.