La duración de las duchas puede afectar la salud de nuestra piel. Mientras que una ducha larga puede ser relajante, las duchas cortas también tienen beneficios para el cuidado de la piel.
Conocer cuál tiene más beneficios para el cuidado de la piel es crucial para elegir la rutina que mejor se adapte a nuestras necesidades dermatológicas.
Eugenia Cutillas, jefa del Servicio de Dermatología del Hospital Quirónsalud Murcia, explica que la duración de nuestras duchas tiene un impacto considerable en la salud de la piel. Según la dermatóloga, es preferible tomar duchas cortas en lugar de largas.
Bañarse durante mucho tiempo puede deteriorar el manto lipídico, una capa protectora natural que se encuentra en la superficie de la piel. Este manto lipídico, compuesto por grasas y aceites, es fundamental para mantener la piel hidratada y protegida de agresiones externas.
Cuando se expone a largos períodos de agua , especialmente a altas temperaturas, el manto lipídico puede perder su eficacia, lo que puede llevar a una piel más seca, irritada y propensa a problemas dermatológicos.
Cutillas subraya que, para preservar la salud de la piel, es importante limitar la duración de las duchas y evitar el agua caliente, que agrava el problema al eliminar los aceites naturales de la piel.
Además, las duchas calientes, especialmente cuando se usan geles con productos detergentes, eliminan esta capa protectora. La profesional recomienda usar agua a una temperatura de entre 33 y 37 grados y evitar el agua caliente, especialmente para quienes tienen la piel seca.
En climas calurosos, es común querer tomar varias duchas al día para refrescarse. Según Trinidad Montero, especialista en Dermatología del Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada y miembro del Colegio Ibero-Latinoamericano de Dermatología (Cilad), no hay problema en ducharse varias veces, siempre que se haga solo con agua.
Montero aconseja seguir estas pautas para cuidar la piel: