La lengua es un caudal sabiéndola manejar, que dice un refrán de Castilla, pero Óscar Puente es cofrade de la gramática parda mientras pasan los días de verano y coger sus trenes es un infierno que se va convirtiendo en doméstico. La 'penúltima', de nuevo, en Chamartín. Puente es así, va montando pollos por donde después no crece la hierba, lo mismo en un campo de golf, una boda sin invitación, que donde le toque, que para eso es versátil en hacer del castellano una flecha para arremeter contra el Altísimo o contra quien pase por allí. Tanto le da. En el ministro de transportes y colapsos , lo que se ve es algo 'freudiano' que tiene que ver con...
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