La última crítica de calado a Pedro Sánchez por el acuerdo entre PSC y ERC, ha venido de la mano de Borrell. Es significativa, pero no solo por la responsabilidad europea que ostenta.
Lo que hace más importante su posición es que se trata de uno de los apoyos más relevantes que tuvo el líder socialista tanto en el comité federal en el que se vio obligado a abandonar la secretaría general, como en el proceso se primarias que enfrentó a Sánchez con Susana Díaz.
Borrell no es tampoco un afín a Felipe González y Alfonso Guerra, tampoco ha participado de las críticas que los dirigentes históricos socialistas vienen haciendo a la política de Sánchez.
De hecho, ha estado a favor de los indultos y de la ley de amnistía. Sin embargo, la gravedad de la independencia fiscal de Cataluña, que radica en que constituye una ruptura total con la organización y financiación del Estado de Bienestar en España, le ha obligado a discrepar profundamente.
No se sabe aún de cuánto dinero dispondrán las comunidades autónomas para la sanidad o la educación, tampoco como afectará que Cataluña se quede con su recaudación al futuro de sistema de pensiones.
Si el 20% del PIB español se independiza fiscalmente, el otro 80% sufrirá las consecuencias. Por otra parte, es falso que sea un paso hacia el federalismo. Ese es un discurso populista que el núcleo duro de Sánchez enarbola y en el que va escondida otra realidad bien distinta.
En un modelo federal, existe un core de fiscalidad común en todos los territorios, el modelo alemán, por ejemplo, en el que existen varias agencias tributarias, la recaudación es dirigida íntegramente al Estado para que la gestione.
Sánchez ha puesto las bases de un modelo confederal, bien distinto a uno federal. Todo lo que ha venido ocurriendo desde julio del año pasado constituye la ruptura con el Estado-Nación español proclamado por la Constitución y, por tanto, es una reforma encubierta que se ha ocultado a los procedimientos de reforma previstos en el texto constitucional.
Lo honesto hubiera sido preguntar a los ciudadanos acerca de una transformación política tan relevante. Pero, abusando despóticamente del poder, Sánchez ha preferido confundir y engañar.
En septiembre está previsto un nuevo espectáculo de entretenimiento, se trata de denunciar a los familiares de Feijóo. Esas son las explicaciones que está dispuesto a dar sobre los procesos judiciales de su esposa y su hermano. Claro que eso no es la máquina del fango.