Coincidiendo con el 88º aniversario de la muerte de Federico García Lorca, este miércoles aterriza en el Teatro EDP Gran Vía (Gran Vía, 66) 'Jondo, del primer llanto, del primer beso' , un espectáculo de gran formato que, desde una concepción contemporánea y flamenca, evocará la figura del escritor granadino en Madrid hasta el próximo 1 de septiembre (de miércoles a sábado a las 20h, domingos a las 19h, entradas desde 25 euros). 'Jondo' fue creado por Triana Lorite, con la dirección escénica y coreografías contemporáneas de Sharon Fridman unidas a las coreografías flamencas de Eduardo Guerrero, y cuenta con la participación especial en la primera semana de funciones —del 21 al 25 de agosto— de una de las grandes figuras del cante jondo, Carmen Linares, Premio Princesa de Asturias de las Artes 2022 y Premio a la Excelencia Musical 2023 de los Latin Grammy. Se trata de una puesta en escena de danza flamenca dividida en cinco cuadros con prólogo y epílogo, donde cada uno de los cuadros está protagonizado por un personaje de la obra literaria de Lorca (Rosita, Don Perlimplín, Mariana, Adela y el Director) que narra un momento concreto de su historia. Inspirado en el Primer Concurso de Cante Jondo de Granada en 1922 , arranca con una frase melodiosa -en español y hebreo- que el literato apuntó en su conferencia 'Arquitectura del Cante Jondo', para después sumergirse en diferentes escenas de gran belleza visual. «Con este trabajo hemos querido desvirtuar el concurso y provocar impactos a partir de lo establecido en cuanto a las formas, bellezas llenas de volumen y efectos de sonido, que nos acompañan para atesorar que la danza mantiene viva la literatura de Lorca, que traspasa fronteras artísticas, y que puntualiza el estudio antropológico de un país como España», asegura Eduardo Guerrero. «En los pasos de los bailarines están nuestros pasos, y en cada avance conceptual que da el flamenco muestra la poesía con acentos actuales y modernistas, con espacios sonoros nuevos en simbiosis con el cante tradicional. Todo acompaña a la efervescencia de las nuevas creaciones flamencas que cada día tienen un peso más intelectual internacionalmente. El cante andaluz nos descubre que Lorca fue uno de los primeros en comprenderlo, y lo que aporta al baile, un paso cualitativo hacia la vanguardia». El director de la obra, Sharon Fridman, empezó a bailar en compañías como la Kibbutz Contemporary Dance Company y, más tarde, en la Vertigo Dance Company, utiliza una base técnica de lenguaje corporal en sus trabajos a la que llama INA, que se centra en la relación entre la gravedad y el equilibrio y está inspirada en su madre, que nació con el síndrome de Arnold Chiari. «La danza es la transformación de un estado poderoso de metáforas, imágenes y luz para huir de la domesticación y la uniformidad falsa de una partitura convencional», explica el coreógrafo israelí. «El discurso escénico de esta obra coordina las distintas individualidades de los personajes con la necesidad de exponer su proceso hasta la hendidura corporal como herramienta de expresión, invitando al público a sentir el mismo viaje». «La elección de los cinco personajes de esta pieza no fue algo fortuito», añade la directora artística, Triana Lorite. «Lorca tenía un profundo compromiso con el Cante Jondo, para que no desapareciera, para elevar lo que él había escuchado desde pequeño y que más tarde le llevó a descubrir la densidad extraña de lo cotidiano que permite hacer poesía. Estos cinco personajes mueren sin ser amados en un intenso volumen sensual y sexual, y son hombres y mujeres que mantienen lo 'jondo' como un roce álgido de Lorca».