El curso pasado el
Espanyol sufrió mucho más de lo previsto por muchos para conseguir un ascenso que sólo fue realidad al término de los cuatro partidos del playoff. En la fase regular de la competición el equipo fue dando
bandazos y aunque sin salir nunca, salvo la primera jornada, de la zona de ascenso directo o de playoff, no mostró las hechuras suficientes como para creer ciegamente que el ascenso sería una realidad a final de curso.
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