Nadia Comaneci fue la reina de los Juegos de Montreal en 1976, una heroína deportiva para el régimen de Nicolae Ceaucescu. Pero eso no le hizo la vida más sencilla, como demuestra «Nadia Comaneci y la policía secreta»(Editorial Oberon), el libro escrito por Stejarel Olaru, antiguo consejero de Seguridad Nacional y secretario de Estado del ministerio de Asuntos Exteriores, ya en democracia.
Ilaru recorre la vida deportiva de Comaneci desde los comienzos y sus enfrentamientos con el matrimonio Karoly por los abusos a los que sometían a las gimnastas. «Su actitud hacia las gimnastas era de una brutalidad aterradora que contravenía por completo todos los principios pedagógicos, por lo que recibió una serie de denuncias por parte de los padres […]. A veces golpeaban a las niñas hasta que les sangraba la nariz o las castigaban con ejercicios físicos hasta el agotamiento», dice el informe de una agente de la Securitate, la policía nacional.
La madre de Nadia se quejó a la Federación, pero era imposible que las niñas admitieran los malos tratos de los Karoly porque estaban asustadas. Algo habitual en estos casos.
La relación entre Comaneci y Bela Karoly empeoró después de los Juegos de Montreal. Nadia ya era una estrella y le costaba más entrenarse bajo las durísimas condiciones que imponía Karoly, que llegó incluso a obligarla a competir en un bajísimo estado de forma con la pretensión de que fuera derrotada. Se trataba de demostrar quién mandaba. Nada raro tampoco en cualquier régimen del terror, ya sea una dictadura o una empresa cualquiera.
No obvia el autor tampoco el presunto intento de suicidio de Comaneci en 1978. Se habló de que había intentando suicidarse bebiendo lejía porque había visto a su novio besándose con otra, pero ella lo desmiente. Bebió lejía por error, dice, pero el efecto podía haber sido el mismo si no se hubiera actuado a tiempo.
El libro no ofrece testimonios de Comaneci, pero sí informes de la Securitate, lo que da una visión hasta ahora oculta y muy interesante de lo que sucedía dentro del equipo nacional de gimnasia. Eran años complicados políticamente, los tiempos de la Guerra Fría. Y el equipo rumano no se libró de las deserciones. En este caso fueron los entrenadores, el matrimonio Karoly, los que desertaron en un viaje para una exhibición en Estados Unidos. Bela Karoly luego fue el entrenador del equipo estadounidense en Los Ángeles 1984 y llevó a Mary Lou Retton a ser una de las estrellas de aquellos Juegos.
En aquellos años del final de la Guerra Fría Comaneci decidió huir del país a través de Hungría. Una huida de película para una vida de película.
