La posición geográfica de Estados Unidos lo expone a una frecuente actividad sísmica. Sin embargo, su sofisticado sistema de alerta temprana, liderado por el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), permite una vigilancia continua de los movimientos telúricos y una rápida notificación a la población. Por ello, a continuación encontrarás información de primera mano sobre el sismo más reciente, ocurrido el 9 de agosto, con datos específicos sobre su epicentro y magnitud.
Los terremotos son el resultado de dos procesos principales: el movimiento de las placas tectónicas y la actividad volcánica. Las placas tectónicas, que son como gigantescas piezas de un rompecabezas, se encuentran en constante movimiento, rozándose o chocando entre sí.
Estas interacciones generan una acumulación de energía que, al liberarse, provoca temblores. Por otro lado, las erupciones volcánicas, al liberar magma hacia la superficie, pueden generar sismos debido a las fracturas en las rocas circundantes.
El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) es una institución científica de renombre mundial que, entre otras muchas funciones, se dedica a monitorear y estudiar los terremotos en profundidad. A través de una extensa red de sensores y análisis de datos, el USGS proporciona información crucial sobre la actividad sísmica, lo que permite evaluar riesgos y tomar medidas preventivas.
El terremoto de San Francisco de 1906, uno de los eventos sísmicos más significativos en la historia de Estados Unidos, dejó una profunda huella en la ciudad y en el país en su conjunto. Con una magnitud estimada de 7.9, este desastre natural causó una destrucción masiva y puso a prueba la resiliencia de los habitantes de San Francisco. En él se estima que murieron aproximadamente 3,000 personas, y más de 250,000 quedaron sin hogar.
