Sólo a
Anna Tarrés se le podría ocurrir meter cinco docenas de calçots en una maleta con su correspondiente salsa de romesco para hacer una calçotada a la catalana en Pekín que había comprado en Sarral. Imagínense esas cebollas tiernas envueltas en papel de periódico
, calçots de Valls en la maleta de la asesora de la selección china de natación artística.
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