Conocer profundamente a quien creemos nos va a acompañar por el resto de la vida es sin duda un proceso largo que requiere de preguntas incómodas. Es decir, poner sobre la mesa las opiniones que tenemos respecto a potenciales problemas, las expectativas, la crianza, las finanzas, entre otras cosas. Así comprobamos que tenemos sistemas de valores similares o por lo menos que pueden coexistir.
Si bien los primeros meses de cualquier relación parecen ser perfectos, el convivir con alguien eventualmente genera discusiones sobre los roles y las responsabilidades que se deben abordar antes de tomar decisiones el uno sobre el otro. Piensa en la cantidad de matrimonios que han terminado en divorcios por situaciones que pudieron hablarse de antemano o porque con el paso de los años se enteran de que realmente son incompatibles.
Pep Borrel, un escritor y conferencista conocido por hablar sobre temas relevantes del matrimonio y la convivencia, ha hecho un listado sobre las preguntas indispensables previas a comprometernos en una relación de pareja seria. Las preguntas están orientadas a la crianza, la religión, las expectativas futuras, la intimidad y, claro está, los valores y creencias de cada uno.
Hay que empezar paso por paso. Lo primero que se debe conversar es el futuro per se, la típica pregunta de ¿qué somos?, ¿a dónde vamos?, y de ahí un sinfín de otras más sobre expectativas como ¿Dónde se imaginan viviendo en cinco, diez o veinte años? ¿Desean tener hijos? Si es así, ¿cuántos?, etc.
Otra cuestión importante es el manejo del dinero, ya que es una de las principales causas de conflicto en las relaciones. Discutir cómo manejarán sus finanzas como pareja: si tendrán cuentas bancarias conjuntas o separadas, ¿cómo se dividirán los gastos del hogar? Además, es importante hablar sobre deudas existentes y planes para pagarlas con gran transparencia financiera.
Esto también va relacionado con la división de roles dentro del hogar. ¿Quién se encargará de las tareas domésticas? ¿Cómo se repartirán las responsabilidades relacionadas con el cuidado de los hijos? Clarificar estas expectativas puede prevenir muchos conflictos que alteran el equilibrio y la paz en casa. Muchas personas piensan que las tareas del hogar están relacionadas con el género y eso mismo es causa constante de enfrentamientos y disputas familiares.
Como se ha venido mencionando, todo se trata de un equilibrio. En este caso, las parejas necesitan tiempo a solas, pero también cada quien merece pasar momentos con sus respectivas familias y amigos. De ahí que hayan discusiones sobre la compatibilidad sexual y las expectativas sociales.
Las parejas deben hablar abiertamente sobre sus necesidades y expectativas en cuanto a la intimidad física. ¿Con qué frecuencia desean tener relaciones sexuales? ¿Existen preferencias o límites que deben respetarse? y, a su vez, ¿qué tan importante es para cada uno tener tiempo con amigos o participar en actividades sociales? ¿Cómo manejarán los intereses sociales que no comparten?
Las relaciones con la familia extensa, de igual manera, pueden ser una fuente de estrés en el matrimonio. ¿Qué tan involucrados estarán los padres y suegros en sus vidas? ¿Cómo manejarán las visitas y las vacaciones familiares? Es importante establecer límites y expectativas claras desde el principio para evitar malentendidos.
Antes de casarse, es fundamental que las parejas discutan temas controvertidos como el aborto, la fertilidad, los hijos con discapacidades, la salud mental, las alineaciones políticas, la religión, estilos de vida, historia personal y pasado, infidelidad, etc., para asegurar una comprensión y aceptación de valores.