La Fiscalía de Pavas confirmó la apertura de una causa judicial contra la maestra del menor de 8 años que perdió la visión central de su ojo derecho después de recibir una pedrada durante un recreo, el 26 de abril, en la Escuela Lagos de Lindora, en Santa Ana.
La oficina de prensa del Ministerio Público confirmó que el expediente corresponde a una denuncia contra la docente por el delito de incumplimiento de deberes.
“El despacho hizo el análisis respectivo y finalizó el requerimiento conclusivo correspondiente, el cual se envió al Juzgado Penal y ahora se está a la espera de la resolución”, agregó la oficina de prensa del Ministerio Público.
El pasado 26 de julio, tres meses después del incidente, La Nación conversó telefónicamente con Stephanie Cortés Saborío, la mamá del niño quien afirmó que los hechos ocurrieron en el recreo mientras el menor estaba jugando con sus compañeros de tercer grado cuando, de repente, otro estudiante comenzó a tirar piedras.
La mujer aseguró que, pese a que el centro educativo tiene un rol para que los docentes se turnen la vigilancia de los estudiantes en los recreos, ese 26 de abril ninguno estaba presente para evitar lo que le sucedió al más pequeño de sus tres hijos. Por esa razón, la madre interpuso la denuncia en la Fiscalía de Pavas, el 21 de mayo.
Por su parte, Geovanny Soto, director regional de Educación de San José Oeste, del Ministerio de Educación Pública (MEP), manifestó a finales de julio que la situación ocurrida se atendió “de manera inmediata”.
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Según el funcionario, se activó el Reglamento de Evaluación de los Aprendizajes para determinar la responsabilidad del menor que aparentemente agredió. También se activó la póliza del MEP ante el Instituto Nacional de Seguros (INS).
“En cuanto al tema de la vigilancia en el centro educativo, ya este tenía un rol de cuido en los recreos. Vale aclarar que la situación entre estos dos menores ocurre unos minutos después del ingreso del receso”, agregó.
Stephanie Cortés Saborío precisó que de acuerdo con el diagnóstico que le dieron en el Hospital de Niños sobre las secuelas que tuvo su hijo por el golpe, la pedrada dañó los fotorreceptores de la retina. Esa lesión es inoperable y, en consecuencia, perderá la visión central de forma irreversible.
Los fotorreceptores son células especializadas en convertir la luz en señales que luego son enviadas al cerebro. Según explica la Sociedad Americana de Oftalmología, estas células permiten ver el color y tener visión nocturna.
El Ministerio Público indicó que la agresión no se puede perseguir porque el presunto agresor es un niño de ocho años, pues la Ley Penal Juvenil no los alcanza.
“En este caso particular, por impedimento legal, el Ministerio Público no tiene la posibilidad de abrir una causa penal para investigar la aparente agresión, ya que ambas personas menores de edad tienen menos de 12 años”, informó la oficina de prensa, remitiendo al artículo 1 de la Ley de Justicia Penal Juvenil.
En cuanto al menor afectado, la Fiscalía corroboró que los hechos fueron puestos en conocimiento del Patronato Nacional de la Infancia (PANI).