Zapatero, hombre de luz, no ha hablado a estas horas o no hablará del golpe de Venezuela, cuando la sangre y el secuestro espantan al mundo. Sus cejas angulosas, su prosodia de naderías es, en perspectiva, el regalo envenenado a Maduro de todos los españoles y sin lacito. Una venganza a medio camino entre el hipismo sin época, hippismo salido de él mismo y de sus frases más relacionadas con el viento y celebradas a más no poder por aquella estrella rutilante que fue Bibiana Aído. Anda este ZP, con todo el tiempo del mundo, hasta infartando al Grupo de Puebla y adláteres, donde se preguntan por el sino de Zapatero y quieren en negro sobre blanco los resultados de...
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