La expansión de las g randes cadenas de restauración ha generado un cambio notable en las e xpectativas de los consumidores. En lugares como Gijón, la apertura del primer Starbucks atrajo a una gran multitud de personas. Tal fue la expectación, que algunos clientes estuvieron esperando desde las cinco de la mañana para disfrutar de los primeros cafés de la popular cadena multinacional. Un fenómeno que contrasta con la realidad de los pequeños negocios, como la Pastelería Verde Menta en Quintueles, donde una simple espera por un café llevó a una reseña negativa de un cliente que criticaba la lentitud del servicio y la calidad del café . Una opinión que llevó a su propietaria, Inés, a hacer una reflexión en su cuenta de TikTok 'verdementaasturias'. En el vídeo, titulado «quiero denunciar a Starbucks» y que acumula más de 220.000 reproducciones, la propietaria de la Pastelería Verde Menta explicó: «Tengo una pastelería rural en Asturias y esto que están haciendo no es normal», subrayando las diferencias fundamentales entre su pequeño negocio y las grandes cadenas de restauración . Respecto a la queja del cliente, Inés describe cómo su negocio es atendido por solo dos empleadas , una en el mostrador y otra en la cocina, manejando múltiples tareas que van desde preparar cafés hasta hornear y limpiar y manifiesta que la queja «es culpa de Starbucks». «En Starbucks tienes 800 camareros que te hacen el café con nombres exóticos y te lo entregan con una sonrisa y una pegatina. Nos estamos acostumbrando a eso, y señores míos, esto no es así», confiesa sorprendida de que un cliente se quejara por esperar diez minutos para un café . Asimismo explica que incluso en las mejores cafeterías , la elaboración del café puede llevar ese tiempo, y agrega: «Vamos a ver si somos un poco comprensivos y entendemos a dónde vamos». Según Inés, los consumidores deberían tener empatía y ser conscientes de las diferencias entre los pequeños negocios y las grandes cadenas. Algo que manifestó en la descripción del vídeo: «¡¡No somos Starbucks!! se tenía que decir, y se dijo. Si quieres un café personalizado a tu gusto, lo siento pero yo no te lo sé hacer. Si es eso lo que buscas, yo no soy tu negocio, hago lo que puedo pero soy pastelera, no me pidas milagros y luego me critiques por no acertar». Tras la publicación del vídeo, los usuarios de la red social no quisieron desaprovechar la ocasión y plasmaron sus impresiones en los comentarios. En ese sentido, la usuaria 'aroabarenecheafer' manifestó: «Yo iría mil veces antes a tu local que al Starbucks, donde este lo artesanal.... ánimo con tu negocio». Mientras otros usuarios, como 'chemapesa', expusieron que el problema no es de las cadenas de restauración, si no de los pocos empleados que tiene la pastelería: «Acabo de oír que hay mucha gente esperando, y que sólo son dos atendiendo. ¿Y el problema de quién es?», una pregunta que la propia Inés respondió: «Pues el problema es básicamente de lo que cuesta contratar a una persona. Más me gustaría a mí poder contratar a más, pero para eso tendría que cobrar los cafés a 5€ para cubrir ese sueldo». Por último, ante las críticas de algunos usuarios, la pastelera publicó otro vídeo aclarando que su publicación era en tono irónico. «Evidentemente, Starbucks no tiene la culpa de que la gente venga a un negocio rural y espere un café barista hecho en cinco segundos», confesó.