La inteligencia artificial (IA) ha emergido como una fuerza transformadora en la sociedad moderna, impactando tanto a jóvenes como a ancianos en aspectos personales y profesionales. Esta tecnología ofrece oportunidades sin precedentes, pero también presenta desafíos significativos. Preparé este análisis donde exploraremos los retos y obstáculos que enfrentan cada grupo etario en la era de la IA, junto con reflexiones y recomendaciones para adaptarse y prosperar en este nuevo panorama.
Respecto a la adaptación y formación, nos queda claro que la rápida evolución de la IA exige que los jóvenes se mantengan constantemente actualizados en habilidades tecnológicas. La educación tradicional a menudo no logra seguir el ritmo de estos avances, dejando una brecha entre las habilidades adquiridas en la escuela y las demandadas por el mercado laboral.
Sobre el desplazamiento laboral, la automatización y la IA están reemplazando tareas rutinarias, lo que puede llevar a una disminución de empleos en ciertos sectores. Estimo que los jóvenes deberán adaptarse y desarrollar habilidades únicas que complementen a la IA en lugar de competir con ella. Algo que, aunque parezca que nacieron con ella, en algunos casos hemos evidenciado que no ha sido una tarea sencilla, por increíble que parezca.
Ahora, hablando de la inminente y cuasi total dependencia tecnológica en la que vivimos, la IA, ya tropicalizada en la vida diaria de la sociedad, está provocando una alta dependencia excesiva de la tecnología, afectando la capacidad de los jóvenes para resolver problemas sin asistencia digital y reduciendo sus habilidades críticas y creativas.
Se percibe que en segmento de adultos mayores, no solamente el factor de rápida adaptabilidad es escaso, sino también las diferentes enfermedades que los aquejan día con día, y para lo cual se ve en el horizonte que alguien esté al pendiente de ellos, desaprovechando una grandísima oportunidad de implementar nuevas herramientas para ellos, probarlas y mejorarlas en el tiempo, para que cuando las nuevas generaciones actuales lleguen a esas edades, estemos preparados para recibirlos tecnológicamente. Adjunto algunas áreas de oportunidad que vive este sector de la sociedad:
Muchos ancianos encuentran difícil adaptarse a nuevas tecnologías debido a la falta de familiaridad y formación, recordemos que son tecnologías con las que no nacieron ni crecieron, y, por si fuera poco, la brecha digital se amplía, creando una desigualdad en el acceso a los beneficios de la IA.
Adicionalmente, encontramos tres factores principales que enfrenta este sector social: la desconfianza hacia la IA y la resistencia al cambio son comunes entre los mayores, la falta de comprensión sobre cómo funciona la IA y cómo puede beneficiarles puede generar miedo y rechazo, y la salud en general de la mayoría, como enfermedades crónico degenerativas como lo es la diabetes, hipertensión y temas cardiovasculares, como también las neurodegenerativas, como la demencia, el Alzheimer y el Parkinson, así como la artritis y la osteoporosis, por mencionar algunas. Ya ni hablar del tema laboral, que, con la rápida evolución tecnológica en una cantidad significativa de profesiones, ha hecho que sus habilidades ahora sean obsoletas.
Seguramente, todo esto ya lo habías visualizado o vivido, por lo cual te invito a que reflexionemos sobre cómo puede ser en el presente y futuro próximo la interacción entre jóvenes y ancianos en el contexto de la IA para que pueda ser mutuamente beneficiosa.
Una sugerencia es que los jóvenes ofrezcan su agilidad tecnológica, mientras que los ancianos aportan experiencia y sabiduría. Fomentar la colaboración intergeneracional puede reducir la brecha digital y promover una integración más armoniosa de la IA en la sociedad. Y para esto, valdría la pena involucrar proactivamente a las universidades.
También es crucial considerar los aspectos éticos de la IA. Ambas generaciones deben participar en el debate sobre cómo se desarrolla y utiliza la IA, asegurando que esta tecnología se implemente de manera que beneficie a todos y se respete los valores humanos fundamentales.
Otras sugerencias para que ambas generaciones se acerquen más a lograr un equilibrio en su vida personal y profesional para los jóvenes sería que siempre inviertan en educación continua, con cursos en línea, talleres y certificaciones para mantenerse actualizados profesionalmente con avances en IA, pero también cultivar sus habilidades blandas como la creatividad, el pensamiento crítico y la empatía, que hasta ahora no ha sido fácilmente de automatizar; esto en conjunto con un equilibrio tecnológico, balanceando el tiempo online y offline; y para los no tan jóvenes, debemos enfocar nuestro tiempos y esfuerzos en programas de formación especialmente diseñados para este sector poblacional, con comunidades de apoyo tecnológico y buscando siempre adoptar la tecnología de manera gradual y que ayuden a mejorar nuestra calidad de vida.
La inteligencia artificial presenta tanto oportunidades como desafíos para jóvenes y ancianos. La clave para navegar estos cambios reside en la educación continua, la colaboración intergeneracional y una reflexión ética sobre el uso de la tecnología.
Adaptarse a la IA no solo es una cuestión de adquirir nuevas habilidades, sino también de cultivar una mentalidad abierta y colaborativa que permita a todas las generaciones beneficiarse de los avances tecnológicos y contribuir a un futuro más equitativo y humano.
Carpe Diem, Seize the Day
Hasta la próxima.