Ucrania se aferra a la esperanza de que las tropas rusas, que desde hace semanas empujan con fuerza en el frente este, comiencen muy pronto a mostrar síntomas de agotamiento ante un nivel de bajas y de gasto de material excesivo incluso para los estándares del Kremlin. Y se atreve incluso a poner fecha: a finales de septiembre o principios de octubre el ímpetu ruso habrá acabado, y será el momento del contraataque ucraniano.
El vaticinio lo ha realizado ante un grupo de periodistas el jefe de la inteligencia militar de Ucrania (GUR), Kirilo Budánov, quien sostiene que el "agotamiento" de las tropas enemigas hará que la ofensiva termine, o al menos se ralentice notablemente, en un plazo máximo de dos meses.
En ese tiempo, Moscú ha conseguido un goteo de conquistas de pequeñas poblaciones que le han permitido extender la línea del frente, mientras Kiev ha intensificado los ataques aéreos en territorio fronterizo ruso.
Según las declaraciones de Budanov recogidas por varios medios rusos, la previsión de la inteligencia ucraniana es que en un plazo máximo de dos meses termine la "ofensiva principal" de Rusia, y se entre en una nueva fase en la que Kiev aspira a poder sacar ventaja del nuevo armamento enviado por Occidente, en especial los aviones de combate F-16.
"Sabemos que después de la caída de la ofensiva y de una breve pausa, habrá nuevos intentos de ataque por parte del enemigo. Y nos estamos preparando para ello", subrayó Budanov en la conversación ante periodistas organizada por Forbes Ucrania.
"Podemos esperar y ver, y entonces pasarán cuatro o cinco meses y todo se repetirá nuevamente, o podemos ser proactivos", dijo Budanov, que apuesta por una respuesta contundente de sus tropas.