Robarse una elección. Suena insólito, pero es totalmente lógico. La mecánica del fraude es llevarse a casa votos destinados a otro candidato, y luego mostrarlos como propios. Quienes roban votos aprendieron robando otras cosas, por lo general dinero. Sobre esto último hay un muy buen texto de Ricardo Uceda en El Comercio del domingo pasado.
En esto, como en todo, hay ladrones y ladrones. Lo que acaba de suceder en la cúpula chavista es cuantioso. El daño causado a Venezuela indigna por las magnitudes en juego. El dinero bolsiqueado a la población por 30 años de dictadura es enorme, contado en empobrecimiento o en emigración. Todo eso lo quiere repetir Nicolás Maduro ahora.
El francés dice que “Quien roba un huevo, roba un buey” (en francés rima). Significa que la disposición al robo no reconoce tamaños. Pero quizás también indica que en la ratería hay una tasa progresiva. El congresista que le mocha el sueldo a sus empleados, ¿qué hará una vez que logre hacerse de un ministerio lucrativo?
Es el mundo de la versatilidad. Así, uno se roba una elección para poder seguir robando otras cosas, o para evitar sanciones por los robos anteriores. Lo ideal, claro, es que no parezca un robo, sino una leve maniobra política. Para eso se tiene que tener al pueblo aplastado, como en esos países con triunfos de 95%+ y cero piteo.
Se puede reconocer a los grandes ladrones de votos por la manera en que se lanzan contra aquellos a quienes acaban de desplumar. En esto el entrenado Maduro es un artista, que mueve a sus autoridades electorales y judiciales como palitroques ante un semáforo. La idea es que la culpa es de los otros por dejarse robar (majunches, debiluchos).
Hay más de un género. Los tiranos a la antigua ni siquiera convocaban elecciones. En estos tiempos encarcelan a todo posible candidato opositor. Otros disuelven toda organización independiente casi antes de que ella se haya formado. Lo moderno en la política ilegal es convocar elecciones, con el N°1 de candidato, que siempre gana.
Si queremos ser puristas, Maduro y su banda no se están tratando de robar, propiamente hablando, la elección del 2024, sino la victoria que le pertenece a la mayoría opositora. Ahora gritan como un ratero pescado con las manos en la masa. ¿Qué dicen sus padrinos militares?