El sábado pasado subí a Sallent de Gállego en bus. Hice autostop hasta el ibón de Las Sarras. Mi corazón se me salía del pecho. El día era caluroso pero el camino transcurre bajo un frondoso bosque de hayas junto al río Aguas Limpias. Me hice una corona de ramas entrelazadas para protegerme del impetuoso sol y la gente se sonreía al venme pasar.