Como la anticipé, ayer fue un día de rebotes en los principales mercados accionarios del mundo, que en Asia se prolongaron en la apertura del miércoles.
Las compras de ‘gangas’ tras las fuertes caídas de algunas acciones el lunes, produjeron un alza de más de 10 por ciento en la bolsa de Japón y también una recuperación en otros países.
¿Significa este hecho que ya superamos el pánico financiero y la oleada de ventas que se produjo el lunes?
No, ni lejanamente.
Los temores de una desaceleración económica en Estados Unidos siguen presentes, lo mismo que las tensiones geopolíticas y los movimientos especulativos en diversos mercados cambiarios.
Uno de los que más influyó sobre la cotización del peso frente al dólar fue el comportamiento del mercado de yenes.
El muy célebre ahora ‘carry trade’, que permitía tomar recursos de países con muy bajas tasas de interés, como el de Japón, para invertir en otros con tasas elevadas, como el de México, se dislocó y no parece que vaya a regresar a la situación que tenía hace algunos meses.
En aproximadamente cinco años, de agosto de 2019 al pasado 9 de julio, el dólar se encareció en 53 por ciento en su cotización frente al yen.
Por mucho tiempo Japón tuvo una tasa de referencia igual a cero y eso debilitó sistemáticamente a su moneda.
Desde esa fecha de julio pasado y hasta el día de ayer, el yen ya había recuperado más de 10 por ciento.
Pero, de acuerdo con operadores de mercados cambiarios, todavía es una moneda muy subvaluada y eventualmente podría continuar ganando terreno y atrayendo inversiones.
En contraste, entre agosto de 2019 y abril de este año, nuestro peso se revaluó en casi 16 por ciento frente al dólar.
Pero, desde entonces ya acumula una pérdida de 18 por ciento.
No es imposible que sigamos viendo en los próximos días un desplazamiento de las apuestas en los mercados cambiarios, del mercado de pesos hacia el mercado de yenes, sobre todo si se acentúan los temores de una mayor debilidad económica en Estados Unidos.
Es decir, es probable que no hayamos visto todavía el desenlace del proceso de depreciación de nuestra moneda, y lo que es seguro es que los altibajos van a continuar al menos hasta las elecciones de los Estados Unidos, el 5 de noviembre.
La encuesta entre especialistas que ayer publicó Citibanamex establece una previsión de la paridad de 19 pesos por dólar para el cierre de este año y de 19.70 para diciembre de 2025, pero 11 instituciones, de poco más de 30 que se incluyen en esta encuesta, estiman una paridad de 19.50 pesos o más, para el fin de 2024.
La situación tanto de los mercados, como la debilidad económica que hemos visto, conducen a que se estime una inflación de 4.6 por ciento al término de este año y un crecimiento de solamente 1.7 por ciento, aunque siete instituciones señalan que será de 1.5 por ciento o menos.
A pesar de esa circunstancia, el consenso todavía apunta a que la Junta de Gobierno del Banco de México mantendrá sin cambio su tasa de referencia mañana y a que más bien será en septiembre cuando haga un ajuste.
El cuadro económico y financiero que se está configurando a nivel global implica que hay más riesgos que los que existían apenas hace unas cuantas semanas, y por lo mismo, las variables políticas internas que pueden incidir negativamente en mayores temores por parte de los inversionistas deberán ser tratadas con mucho tiento, si no se quieren sumar factores internos a los que, desde el exterior, produjeron la turbulencia con la que arrancamos esta semana.
Si hubiera turbulencia interna que se sumara a la que viene de fuera, el efecto sería de pronóstico reservado.