Lo vio Talibán. Se alzaba imponente como una espadaña en mitad de la vieja Castilla. Una ruina reconvertida en la máxima expresión del futuro más inmediato sin olvidar sus raíces monacales: el Monasterio de San Pelayo , en Palencia, el lugar mágico y único para llevar a cabo experiencias mágicas y únicas. Sus piedras hablan, hablan de otros tiempos. Del paso del románico, del gótico y del árabe. Pero no me centro en sus paredes y en su imponente reconstrucción a manos de dos particulares enamorados de la vida y de la gente. Hablo del entorno donde se mece con absoluta inclusión rodeado de naturaleza salvaje y auténtica. Allí conviven el zorro, el lobo, la avutarda, el ganadero, el agricultor...
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