El gobierno de Luis Lacalle Pou continúa vigilando de cerca la situación en Venezuela bajo el gobierno de Nicolás Maduro, que el mandatario uruguayo considera “régimen”, quien se autoproclamó presidente tras las controvertidas elecciones del 28 de julio, cuyos resultados han sido fuertemente impugnados por una mayoría de las democracias occidentales y por la propia oposición venezolana.
La postura de Uruguay, manifestada a través de múltiples declaraciones tanto de Lacalle Pou como del canciller Omar Paganini, ha sido clara desde el principio: no reconocer a Maduro como presidente.
Esta determinación provocó la expulsión de la embajadora uruguaya Silvana Montes de Oca y del personal diplomático de otros seis países, entre ellos Argentina, Chile y Perú, acusados por el régimen chavista de “injerencia en asuntos internos”.
Montes de Oca regresó a Montevideo y en su lugar quedó una funcionaria administrativa designada como “encargada de archivos”, según fuentes gubernamentales. Esta decisión fue comunicada oficialmente a Maduro el 1 de agosto a través de una carta dirigida al Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores de Venezuela. Actualmente, se espera la respuesta del gobierno venezolano.
En el marco de esta coyuntura, el opositor argentino Javier Milei ha considerado reunirse en Buenos Aires con Lacalle Pou y otros líderes regionales que desconocen la legitimidad de Maduro. Este movimiento se inscribe en la estrategia exterior de Lacalle Pou, la cual busca evitar una ruptura total de relaciones con Caracas, calificada por fuentes del gobierno como una medida de “último recurso”.
El objetivo es coordinar acciones a nivel regional para ejercer la “presión internacional” necesaria que permita restaurar la democracia en Venezuela y guiar a una transición de poder hacia Edmundo González, a quien Uruguay reconoce como el verdadero ganador de las elecciones.
El vicecanciller Nicolás Albertoni calificó la actual situación diplomática de “gris” en una entrevista a Canal 12, indicando que se trata de un escenario inusual. “Nosotros no rompimos relaciones con Venezuela ni echamos al embajador venezolano de acá. Es una gente muy difícil, gente que solo conoce la violencia”, señaló Lacalle Pou en su última rueda de prensa.
“Lo que es increíble es cómo el poder puede cegar tanto a alguien. Ya está, ¿querés estar en el gobierno aún dañando a tu gente?”, expresó, enfatizando la necesidad de que la comunidad internacional mantenga una postura firme.
Lacalle Pou también mantiene una comunicación constante con la líder opositora venezolana, María Corina Machado, quien está actualmente en la clandestinidad. En un reciente acto multitudinario en Caracas, Machado denunció nuevamente el fraude electoral. Lacalle Pou le ha ofrecido protección en Uruguay si lo requiere, una opción que también fue mencionada por el canciller Paganini en declaraciones a la prensa. Sin embargo, Machado insiste en permanecer en Venezuela.
En el ámbito político, Albertoni subrayó que la reacción del Frente Amplio sería muy diferente si estuviera en el poder. “Difícilmente tendríamos un presidente con una posición tan firme de condena”, añadió. Según él, dentro del Frente Amplio hay miembros que reconocen a Maduro como presidente y otros que denuncian el fraude, lo cual, según Albertoni, habría llevado a un debate interno sin consenso claro.
Para Albertoni, la evidencia de falta de transparencia en las elecciones venezolanas es irrefutable y todos deberían alinearse en este punto, aunque existan diferencias en los detalles de las acciones propuestas.