El piragüismo español está llamado a dar varias alegrías en París, lo que ha quedado refrendado en la primera jornada de la disciplina disputada en el estadio náutico de Vaires-sur-Marne. Las finales no comenzarán hasta el jueves, pero los palistas españoles ya van tomando posiciones, con pleno de clasificaciones para las rondas finales. En presencia del Rey Felipe, abrió fuego el K4 500 masculino, que certificó su clasificación para las semifinales después de terminar segundo en su serie, en un competido final ante Alemania. Puede ser un anticipo de lo que se viva el 8 de agosto en la final, porque ambos barcos son los grandes favoritos al oro. «Esta primera prueba se me ha hecho un poco larga, pero estamos contentos», resumía sobre el estreno Saúl Craviotto , proa del kayak español. «Los últimos 150 metros no sabía si tenía al lado a Alemania o Andorra. Notaba por el rabillo del ojo que íbamos a la par con Alemania y que Australia se quedaba por detrás. Eso nos ha dado cierta tranquilidad», decía el más veterano de un equipo en el que también están Carlos Arévalo, Marcus Cooper y Rodrigo Germade. España alcanzó la segunda ronda con el segundo mejor tiempo de todos los semifinalistas, después de que tanto ellos como los germanos mejorasen el récord olímpico que ya había batido Serbia en la primera serie. Lo curioso es que después, en la repesca de cuartos, Australia volvió a rebajar ese mejor crono de la prueba en unos Juegos. «La planificación está hecha para llegar bien aquí. Pero la nuestra y la del resto de rivales. Aquí se verá bien dónde estamos cada uno», terminaba Craviotto. Mientras, el K4 500 femenino, con solo diez embarcaciones en competición, entró directamente en la final tras terminar segunda su serie por detrás de Nueva Zelanda. Sara Ouzande, Teresa Portela, Estefanía Fernández y Carolina García pasaron con el tercer mejor tiempo global, superadas también por el ganador de la segunda serie, Alemania. «Necesitábamos esta primera toma de contacto y tomar la referencia de Nueva Zelanda y Polonia, campeonas y subcampeonas del mundo. Ha sido una regata muy buena, con buenas sensaciones. Queríamos el pase directo», dijo Teresa Portela, que disputará su séptima final olímpica. También se clasificaron para semifinales, evitando una carrera más de cuartos, los dos barcos de C2 500. Diego Domínguez y Joan Antoni Moreno fueron segundos tras China, mientras que a Antía Jácome y Maria Corbera solo las superó Canadá, que hizo récord olímpico. «Estamos supercontentas, las sensaciones han sido muy buenas. Teníamos viento por el costado derecho, que no nos favorece. Pero hemos ido sin preocupación, haciendo nuestra regata y nuestra estrategia. Antía ha controlado muy bien, aunque yo le he gritado para apretar porque veía acercarse a las húngaras», contaba María Corbera. En cuanto a los tres barcos del K2 500, los que menos dificultades tuvieron fueron Rodrigo Germade y Carlos Arévalo se clasificaron a la primera tras disputar su serie hasta el final con Polonia, que les ganó por una centésima. Marcus Cooper y Adrián del Río, en cambio, tuvieron que ganarse la plaza en semis en los cuartos de final, después de ser terceros en su serie tras Alemania y Portugal. Pasaron el trance sin sufrir, imponiéndose en la serie sin desgastarse en exceso. En el barco femenino, Carolina García y Sara Ouzande también tuvieron que pasar por la repesca tras acabar quintas, dejándose ir, en su serie. En su segunda carrera no tuvieron problemas. Terminaron terceras detrás de Países Bajos y Australia después de liderar durante buena parte de la prueba. Tampoco se perderán la cita con las semifinales.
